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SOBRE ESTA PIEDRA



¿QUIENES SOMOS? (1 º PARTE)

Somos parte de la Iglesia de Jesucristo. Y sobre esta premisa explicaremos quienes somos. Etimológicamente el termino iglesia tiene su origen en la palabra griega ekklesía. La cual está compuesta de dos palabras. La primera, "ek", que significa, "desde", o "fuera de"; la segunda, que viene de la raíz, "kaleo", y significa "llamado". Las dos palabras (juntas) conllevan una significación de, "ser llamado afuera de".

Sin embargo, el uso más común o simple indica una asamblea o convocación de personas. Estos llamados o convocados constituyen una asamblea o congregación. Luego, lo que constituye a una iglesia es un grupo de individuos reunidos y convocados por un heraldo. Por lo tanto para que exista iglesia o asamblea deben concurrir los siguientes elementos: personas (convocados), un llamado (convocación), alguien que llama (quien convoca) y una meta final (propósito de la convocación). Entonces, en base a lo antes expuesto o explicado, podríamos decir que:

En primer lugar, la Iglesia de Jesucristo es: “la asamblea o congregación que el Dios vivo reúne alrededor de su Mesías Jesús. De esta forma, la Iglesia es la familia espiritual de Dios, la comunión cristiana creada por el Espíritu Santo a través del testimonio de los grandiosos hechos de Dios en Cristo Jesús. Dondequiera que el Espíritu Santo, una a las almas que adoran a Cristo unidas, allí está el misterio de la Iglesia.”

Por lo tanto, nosotros, también, formamos parte de la iglesia de Jesucristo, ya que somos un grupo de personas que hemos oído y obedecido (solo por gracia) al llamado de Dios nuestro Padre, y nos hemos reunido en torno a la persona de Jesucristo para recibir sus dones y bendiciones de salvación por medio de su Espíritu Santo haciéndonos partícipes de su Glorioso Cuerpo, que esta sentado a la diestra de Dios Padre Todo Poderoso.

En segundo lugar, la Iglesia de Jesucristo se ha definido también como la communio sanctorun o la communio fedelium, es decir, la comunidad de los santificados o de los fieles. En virtud de esto, se ha dicho que la Iglesia de Jesucristo tiene atributos (concilio de Nicea, 325 A.D.) que la identifican y diferencian de toda otra institución. Estas propiedades son:

1.- La Iglesia es Una: esto significa que todos aquellos que pertenecen a la Iglesia son miembros del Cuerpo de Cristo. Este Cuerpo, llamado el Cuerpo Místico, está controlado por una Cabeza, Jesucristo, quien también es Rey de la Iglesia. Por lo tanto, al ser miembros del Cuerpo de Cristo y al estar conectados a su Cabeza implica una unidad total siendo partícipes de todas las bendiciones de salvación que Cristo ganó para nosotros. Por esta razón la Iglesia es Una, porque todo el que cree en Él pasa a ser parte, inmediatamente, del cuerpo de Cristo. No hay dos Iglesias porque no hay dos Cristos. Hay un Cristo, por lo tanto, la Iglesia es Una.

2.- La Iglesia es Santa: En virtud del sacrificio Vicario de Cristo y su justicia imputada a nuestras vidas la Iglesia es Santa. También se refiere a la obra de santificación que el Espíritu Santo está realizando en la vida de cada uno de los escogidos y la certeza de que, un día, todos seremos completamente santos. Pero sobre todo la Iglesia es Santa (apartada para) porque es propiedad de Dios y le pertenece.

3.- La Iglesia es Católica (Universal): Es universal o católica porque incluye a todos los creyentes sobre la Tierra, en cualquier tiempo particular, sin excepción de alguno; porque sus miembros están entre todas las naciones del mundo y porque ejercita una influencia dirigente sobre la vida entera del Hombre con el mensaje del Señorío de Cristo sobre todas las cosas (arte, educación, política, deporte, literatura, ciencia, filosofía etc.)

4.- La Iglesia es Apostólica: Porque se basa en las enseñanzas de los Apóstoles de Jesucristo que fueron inspirados por el Espíritu Santo para escribir la Revelación de Dios, su Palabra infalible y eterna.
Entonces podemos decir, hasta aquí, que somos parte de la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual es: Una (no hay otra), Santa (propiedad de Dios), Católica (universal, en todas épocas y lugares) y Apostólica (descansamos en la doctrina de los Apóstoles, La Biblia)
En tercer lugar, afirmamos, humildemente, que no somos “La Iglesia De Jesucristo”, sino que somos parte de ella. Con esto queremos decir que la Iglesia no se sujeta a ningún hombre ni institución, aparte de Cristo, sino que cualquiera que invoca el Nombre Del Señor Jesucristo confesando su nacimiento (virginal) muerte (vicaria) y resurrección (victoriosa), forma parte de la Iglesia. Por lo tanto reconocemos como hermanos y miembros de su Cuerpo a todos aquellos que se someten a su Señorío y Salvación. En virtud de esto rechazamos terminantemente toda arrogancia y espíritu separatista de cualquier iglesia “cristiana” que afirme ser la única, original y exclusiva “iglesia cristiana”, excluyendo con esto a otros que no se les sometan o conformen a sus requerimientos egoístas y personalistas. Esto, es precisamente lo que pretende la Iglesia Católica Apostólica Romana, tildando de herejes o, eufemísticamente, de “hermanos separados” a nosotros los de fe protestante o reformada.
Nuestra herencia, fundación y base espiritual están en Cristo y su Palabra, pero parte de nuestra historia viene de la Reforma Protestante. La Reforma del Siglo XVI fue un redescubrimiento de la doctrina bíblica. Al principio, los reformadores no querían romper con la "Iglesia Católica Romana”, sino que querían reformarla. Querían retornarla a su fundamento, al Dios vivo, al evangelio de Cristo y la presencia del Espíritu Santo, revelado en la Biblia. Pero la misma Iglesia Romana no quiso volver. Había tantos defectos y errores fundamentales dentro de la Iglesia Romana, que no permitía ninguna forma de cambio. Esta iglesia rechazó a todos los que predicaban cualquier punto diferente o en contra de los errores de ella. Entonces, los reformadores no tenían otra alternativa que separarse, y aun huir para salvar su propia vida, a causa de la persecución que la Iglesia Romana emprendió contra los reformadores.
Lo que pasó con la Reforma fue que varios líderes en diferentes países trabajaron para retornar la iglesia al verdadero evangelio. Entre ellos tenemos principalmente a Martín Lutero, formador de la Iglesia Luterana y Juan Calvino, formador de las Iglesias Reformadas. Aunque ellos pensaban y creían prácticamente lo mismo, siguieron la misma creencia pero con distintas formas. Nosotros, La Iglesia Reformada, seguimos la tradición de ambos, pero más específicamente la de Juan Calvino. Continuará…




“ECLESIA REFORMATA, SAMPER REFORMANDA”

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