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¿Porqué Un Cristiano Debería Conocer La Doctrina De La Providencia? Parte II



Continuación...


En el estudio anterior dijimos que la Providencia era la puesta en marcha de los decretos divinos. En la Providencia Dios ejecuta su voluntad. Su voluntad incluye todo lo que pasa, por lo tanto, todo lo que ocurre es providencial y no accidental.
Los pájaros no caen a tierra por casualidad, ¿y Ud?, ¿Ha caído alguna vez?, ¿ha fracasado en algún proyecto?, ¿le han despedido de su trabajo?, ¿lo han avergonzado en publico?, ¿ha perdido algún ser querido?, ¿lo han rechazado, defraudado, estafado, traicionado, abusado, robado, violentado? Quiero que sepa que así como los pajarillos caen por la voluntad del Padre, de la misma manera Dios permite, por sabias y poderosas razones, que a veces nosotros también caigamos. Esto es lo que nuestros teólogos puritanos reformados han llamado “las providencias oscuras”.
¿Qué es una providencia oscura? Para partir, déjeme decirle que el término “oscuro” no tiene nada que ver con necromancia, ocultismo, brujería o astrología, sino sencillamente se refiere a aquello que no podemos ver o no podemos entender completamente. En otras palabras, una providencia oscura tiene que ver con aquellos actos soberanos, omnipotentes e inescrutables de Dios en relación a un trato especial con nosotros, pero que no los logramos comprender en su real dimensión hasta pasado mucho tiempo después, como bien decía el rey David cuando no comprendía totalmente la voluntad de Dios en un determinado momento: “Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti. Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra”. (Sal. 73: 22-25)
Por su parte, la Confesión de Westminster sostiene en su capítulo V lo siguiente: “El todo sabio, justo y benigno Dios, a menudo deja por algún tiempo a sus hijos en las tentaciones multiformes y en la corrupción de sus propios corazones, a fin de disciplinarles por sus pecados anteriores o para descubrirles la fuerza oculta de la corrupción y el doblez de sus corazones, para que sean humildes, para infundir en ellos el sentimiento de una dependencia de apoyo más íntima y constante en El, para hacerles más precavidos contra todas las ocasiones futuras del pecado, y para otros muchos fines santos y justos”.
Entonces, una providencia oscura es la voluntad de Dios siendo aplicada en nuestras vidas, pero que aún no sabemos cual es su propósito final. "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, declara el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos". (Isaías 55:8-9)
Romanos 11:33, indica que los juicios de Dios son "insondables", y sus caminos "inescrutables". Una manera de hablar parecida a ésta, la encontramos en 1 Corintios 2:16, donde dice: "Porque ¿quién ha conocido la mente del Señor, para que le instruya?"
El gran teólogo reformado Arthur Pink dijo: “Hay épocas en la vida de todos los hombres, incluso en la de los cristianos, cuando no es fácil creer que Dios es fiel. Nuestra fe es penosamente probada, nuestros ojos oscurecidos por las lágrimas, y no podemos acertar a ver la obra de su amor. Los ruidos del mundo aturden nuestros oídos perturbados por los susurros ateos de Satanás, que nos impiden oír los acentos dulces de su tierna y queda voz”.
“Los planes que acariciábamos han sido desbaratados, algunos amigos en los cuales confiábamos nos han abandonado, alguien que profesaba ser nuestro hermano en Cristo nos ha traicionado. Nos tambaleamos. Intentamos ser fieles a Dios, pero una oscura nube le esconde de nosotros. Encontramos que, para el entendimiento carnal, es difícil, mejor dicho, imposible armonizar los reveses de la providencia con sus gratas promesas”.
“¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios” (Isa. 50:10). Cuando seamos tentados a dudar de la fidelidad de Dios gritemos: ¡Vete, Satanás!”
“Aunque no podamos armonizar el proceder misterioso de Dios con las declaraciones de su amor, espera en él, y pídele más luz. El te lo mostrará a su debido tiempo. “Lo que yo hago, tú no entiendes ahora; mas lo entenderás después” (Juan. 13:79)”
El mismo sol que derrite el hielo, también endurece la masa". Andrew Fuller dijo: “Las aflicciones sirven para refinar a algunos y para consumir a otros”. (J. J. Murray)
John Newton fue uno de los que hizo este doloroso descubrimiento:

Pedí al Señor para poder crecer en la fe y en toda gracia...
Y El me ha contestado; pero en una forma que casi me condujo a la desesperación.
Yo esperaba que me contestaría y en su amor y poder, sujetaría mis pecados y me daría descanso.
Pero en lugar de esto me hizo sentir los pecados ocultos de mi corazón y permitió que los malvados poderes del infierno asaltaran mi alma por todas partes.

Robert Murray Mc’Cheyne confesó que la semilla de todo pecado podía ser encontrada en su corazón. ¡Cuán profunda es la corrupción latente en nuestro interior! Somos como un depósito de combustible, solamente se necesita una pequeña chispa para que se incendie. Piense en la irrupción del pecado en al vida de tantos santos de las Escrituras: Los engaños de Abrahán, las palabras no avisadas de Job, el enojo excesivo de Moisés y las murmuraciones de Asa; el orgullo de Pablo, etc.. Por fin Job tuvo que decir, “...me aborrezco, y me arrepiento En el polvo y en la ceniza” (Job 42:6, RV). Y Asa también confesó: “Pues yo era ignorante y no entendía; yo era como un animal delante de ti (Salmos 73:22, RVA).
Tales descubrimientos nos obligan a disminuir la opinión que tenemos de nosotros mismos y por lo tanto, nos conducen a elevar nuestra estimación del Señor Jesucristo. Esto trae un arrepentimiento más profundo y una recuperación del verdadero significado de nuestra pecaminosidad. (J.J. Murray) Por esta razón el sabio Lutero dijo: “En verdad (ante Dios) somos unos mendigos”
Dios nos prepara como si no existiera ninguna otra persona para alistar. Cuando le preguntaron a un escultor que trabajaba una pieza de mármol ¿Qué estas haciendo? El contestó, estoy quitando todo aquello que no tenga la apariencia de un caballo. (Nota del traductor: Esto quiere decir que Dios está quitando de nuestro carácter, todo aquello que no se parezca al carácter de Cristo). (J.J. Murray)
Martín Lutero dio un testimonio parecido: “La aflicción es el teólogo para el cristiano”; “Nunca entendí el significado de la palabra de Dios hasta que vino la aflicción”. “Mis tentaciones han sido mi maestría en divinidad”. “Sin las pruebas y las tentaciones, ningún hombre puede alcanzar un entendimiento verdadero de las Escrituras”.
Yo anduve una milla con el placer; me hablaba en todo el camino, pero después de todo lo que me dijo, no me hizo más sabio. Yo anduve una milla con la tristeza y no me dijo ni siquiera una palabra, pero aprendí muchas cosas, cuando la tristeza anduvo conmigo. (J.J. Murray)
Phillips Brooks dijo: “Dondequiera que las almas estén siendo probadas y maduradas en cualquier forma, (ya sea por pruebas comunes y corrientes o por pruebas espectaculares) allí está Dios tallando las columnas de su templo (Apo.3:12). Thomas Boston nos recuerda que: “Nunca suceda un acto de resignación a la voluntad de Dios bajo la cruz, ni tampoco un acto de confianza en El y dependencia de su ayuda, que no hayan sido registrados en el libro celestial como buenas obras”.
Frecuentemente vemos que las tristezas conducen a una mayor utilidad en las vidas de los siervos de Dios. Spurgeon dijo: “Dios obtiene a sus mejores soldados de los altos de la aflicción”. El fue un extraordinario ejemplo de esto mismo. El testificó: “Yo no se si mi experiencia sea igual a la de todo el pueblo de Dios; pero me temo que toda la gracia que he recibido de mis tiempos más confortables y de mis horas felices, no valen más que un centavo. Pero el bien que he recibido de todas mis tristezas, dolores y aflicciones es totalmente incalculable”. Thomas Boston (quien experimentó una abundancia de tristezas) dijo: “Ha sido usual en mi experiencia de la providencia, que las bendiciones me han llegado a través de varias puertas de hierro”. J.C. Ryle escribió algo parecido: “Las herramientas que el gran arquitecto pretende usar mucho, son mantenidas mucho tiempo en el fuego para que sean templadas y aptas para la obra”.
Comenzamos nuestro servicio pensando que Dios nos necesita pero muy pronto descubrimos que nosotros le necesitamos a El. Thomas Watson dijo: “Cuando Dios pone a los hombres en el lecho de la enfermedad, entonces ellos miran hacia arriba”. Frecuentemente clamamos a Dios por bendiciones, pero no le queremos realmente a El, sino sus bendiciones. Entonces, El tiene que enseñarnos que El mismo es la más grande bendición de todas.
Este fue el descubrimiento hecho por John Newton en su viejo himno, “la oración contestada a través de las aflicciones”, el cual dice:

Clamé temblando, Señor ¿Qué es esto?
¿Te propones perseguir este gusano hasta la muerte?
Esta es forma, replicó el Señor, en que respondo a las peticiones por gracia y fe.
Estas pruebas internas son las que voy a usar para librarte del yo y del orgullo; y para quebrantar sus esquemas de gozo terrenal, para que tú puedas buscar tu todo en mí.

Thomas Watson enfatiza la misma lección: “Los vasos de misericordia son primero sazonados con aflicciones y entonces puede ser llenos con el vino de la gloria”. (J.J. Murray)
Debemos medir el amor de Dios no por su providencia, sino por sus promesas. C.H. Spurgeon dijo que cuando no podemos entender la mano de Dios, podemos confiar en sus motivos. Cuando las providencias son oscuras, es difícil leerlas. Es la Palabra la que nos dice como interpretarlas. “No juzgues al Señor en base a tu débil sentido, sino confía en El por su gracia;
Detrás de una providencia oscura, El oculta un rostro sonriente”.
Job sufrió a manos de los caldeos y los sabeanos, sin embargo cuando habló de su pérdida, el fue capaz de decir: “... Jehová dio, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21, RV). José dejó su causa en las manos de Dios y por fin fue vindicado. Job hizo lo mismo. Samuel Rutherford dijo: “Es imposible ser sumisos y pacientes, si permitimos que nuestros pensamientos se fijen en el embrollo de las causas secundarias, como por ejemplo; el lugar, las circunstancias, el tiempo o si hubiéramos hecho esto o aquello esto no hubiera pasado. (J.J. Murray)

Cuando Dios guarda silencio

El Dr. Ronald Dunn tiene estas palabras muy sabias respecto al problema del silencio de Dios en nuestro sufrimiento:
“Yo creo que esta es la parte más difícil de todas. Usted puede aceptar casi cualquier cosa a condición de que sepa el porque. En todas las reuniones y en todas partes a donde voy, me preguntan, ¿Porqué?... Le voy a decir algo importante: Casi nunca Dios contestará su pregunta acerca del porqué. No es que no existan respuestas, sino mas bien, el hecho de que probablemente nosotros no entenderíamos la respuesta si El nos la diera. Y aún más, tenemos que aprender a confiar en El sin saber el porque. Cuando le preguntamos el porqué, frecuentemente lo que estamos realmente haciendo es, exigir que El se justifique a sí mismo, es decir, le estamos pidiendo cuentas”. (J.J. Murray)
“Una de las razones por las cuales Dios no respondió a los clamores de Job por justicia, fue debido a que El quería continuar su relación con Job en base a la gracia. Dios no quería que Job tuviera una “fe comercial” basada en un contrato celestial. El quería que Job tuviera una fe basada en las riquezas del carácter divino; su amor, su misericordia, su gracia, su bondad, su ternura, etc.. Solamente así nada podría interferir con su relación. La cuestión esencial no es ¿Porqué sufren los justos?, Sino más bien, ¿adoramos a un Dios quien es digno de nuestros sufrimientos?”
Mucho de nuestros pensamientos están centrados en nosotros mismos. El Dr. Dunn señala que el tema principal del libro de Job no es ¿Porqué sufren los creyentes? Sino más bien, ¿Porqué los hombres sirven a Dios? Si Dios nos fuera a quitar todas nuestras bendiciones, ¿Todavía le amaríamos y le adoraríamos? Si podemos hacerlo así, como Job lo hizo, entonces estaríamos refutando la mentira del diablo y glorificando a Dios.
Mucho más importante que cualquier explicación del porqué de nuestros sufrimientos, es el acercarnos a Dios en nuestra experiencia. Una persona que entendió esto dijo: “Yo tenía un millón de preguntas para hacerle a Dios, pero cuando le conocí todas se desvanecieron de mi mente y dejaron de tener importancia”. Esta es la única manera para contemplar las cosas desde una perspectiva correcta. Esto es lo que le sucedió a Asaf. Mientras que veía que los impíos prosperaban y él experimentaba la disciplina del Señor, todo el asunto resultaba doloroso para él, hasta que entró en el santuario de Dios. Entonces vino ante la presencia de Dios y escuchó la palabra de Dios. Entonces el dijo, “entendí la postrimería de ellos” (Sal.73:17). El no simplemente se sintió bien, sino que recibió un entendimiento.
La mayoría de la gente es más preocupada por deshacerse del problema, que por buscar el propósito de Dios en el. Matthew Henry dijo que las aflicciones continúan solamente hasta que hayan cumplido su propósito. Entonces, es nuestra responsabilidad orar para que nuestras aflicciones cumplan su propósito y nos santifiquen.

William Cowper dice algo parecido en sus palabras tan conocidas:

Ustedes santos temerosos, cobren nuevo ánimo;
las nubes que tanto temen,
están cargadas con misericordia,
y derramarán misericordia sobre sus cabezas.
Sus propósitos pronto madurarán,
desplegándose a cada hora.
El botón puede tener un sabor amargo,
pero la flor será dulce.

Ahora medite en José y en las terribles noches de sufrimientos. ¡Qué contraste entre la prisión y el palacio! “Afligieron sus pies con grillos; En cárcel fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su palabra, El dicho de Jehová le probó. Envió el rey, y le soltó; El señor de los pueblos, y le dejó ir libre. Lo puso por señor de su casa, Y por gobernador de todas sus posesiones, Para que reprimiera a sus grandes como él quisiese, Y a sus ancianos enseñara sabiduría.” (Salmos 105:18-22). Fueron unos veintidós años después de haber sido echado en el pozo, que José descubrió el porque de sus aflicciones, “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo” (Gén. 50: 20)
Es el tiempo de la providencia lo que es frecuentemente tan maravilloso. Es el momento oportuno de la misericordia lo que le da tanto valor. La maquina de la providencia divina puede traer una larga cadena de consecuencias felices. Nosotros no somos capaces de entender nuestra condición presente o nuestros sufrimientos, debido a que la providencia divina obra en una escala muy grande. Job no tenía idea alguna de que él era el foco de una batalla entre Satanás y Dios. Dios estaba exhibiendo un trofeo de su gracia, empero Job pensaba que su vida era inútil. En el mismo momento cuando él pensaba que todo se había perdido, él estaba haciendo la cosa más importante de todas, estaba glorificando a Dios y refutando la mentira del diablo.
Nuestras vidas son parecidas a la tela de un tapiz. El revés parece ser una masa de hilos enredados sin ningún propósito; mientras que el frente es un bonito cuadro que se está formando.

Hasta que el telar guarde silencio
y la lanzadera se detenga;
Dios no desenrollará la tela,
ni explicará la razón del porque.
Los hilos oscuros son tan necesarios
en las manos del tejedor,
como lo son los hilos de oro y plata
en el patrón que El ha diseñado.

Conclusión

Dios ha establecido un vínculo inseparable entre el sufrimiento y la gloria. Ese fue el camino que Cristo tomó. El fue hecho completo como nuestro salvador “a través de los sufrimientos”. El soportó y fue sin pecado.
¡Cuánto más es necesario que los pecadores pasen por ese mismo camino de los sufrimientos, que conduce a la perfección y la gloria! Entonces, ¡Cuántos motivos tenemos para ser reconciliados y resignados con nuestros sufrimientos! Robert Murray Mc’Cheyne escribió: Yo siempre siento mucho la necesidad de que la mano de Dios me aflija”. S. Rutherford dijo: “Alabad a Dios por el martillo, la lima y el horno”. Y en forma parecida C.H. Spurgeon escribió: “Este es el lugar par el horno, la forja y el martillo”.
No debemos ser engañados por la postura moderna que nos invita a deshacernos lo más pronto posible, de nuestras aflicciones y enfermedades, para luego regocijarnos. El Nuevo Testamento nos llama a regocijarnos “en medio” de los sufrimientos. De hecho, deberíamos estar alarmados si no hemos experimentado el sufrimiento, porque sufrimos con él, para que seamos con él también glorificados (vea Rom.8:17). Sin sufrimiento no hay gloria.
Sinclair Ferguson en su libro “Añadid a vuestra fe”, se acuerda de haber visto un letrero en el tablero de una iglesia, el cual decía:

TALLER - PLANTA BAJA (La tierra)
SALA DE EXHIBICION – ARRIBA (El Cielo)

Nuestras vidas en la tierra son parecidas al taller. Estamos en el lugar de la preparación. Nuestras vidas tienen las evidencias del cincel de Dios sobre nosotros. Nuestra palabra en español “carácter” viene de una palabra griega, la cual significa una herramienta de grabado, o un molde para forjar una imagen. Las pruebas de esta vida pudieran ser la herramienta divina para grabar la imagen de su Hijo en nuestro carácter. Estas experiencias pudieran no ser agradables, pero son provechosas. Arriba en la gloria, Dios exhibirá los artículos terminados. Ellos serán como su Hijo.
El bautista calvinista John Piper, nos cuenta en su fabuloso libro los deleites de Dios, “Peter Cameron Scott nació en Glasgow, Escocia, en el año 1867 y fue el que fundó la Misión al interior de África. Sus esfuerzos por llevar el evangelio a África fueron interceptados por la tragedia y el desaliento. Su hermano John se había unido a la misión, pero a los pocos meses sucumbió, víctima de la fiebre. Solo en la jungla, Scott lo enterró y en la tumba renovó su voto de predicar el evangelio. Sin embargo, para agravar su tristeza, su salud se quebrantó y, completamente desanimado, tuvo que regresar a Inglaterra.
Algo maravilloso sucedió en Londres. Scott necesitaba una fuente fresca de inspiración y la encontró en una tumba de la Abadía de Westminster, donde yacen los restos de un hombre que inspiró a muchos otros en su servicio misionero en África. El espíritu de David Livingstone fue el que impulsó a Scott, mientras se arrodillaba y leía la inscripción:

TENGO OTRAS OVEJAS QUE NO SON DE ESTE REDIL;
TAMBIÉN DEBO TRAERLAS

Regresaría a África y, si era necesario, entregaría su vida por la causa por la que este gran hombre había vivido y había muerto."
Otra vez Piper nos cuenta, “George Mueller, el gran hombre de oración, que construyó orfanatos e inspiró a la fe de miles de personas, nos muestra la manera en que debemos aferrarnos a la verdad de que Dios no dejará de hacernos bien…. El 6 de febrero de 1870, Mary, la esposa de George Mueller murió a causa de la fiebre reumática. Habían estado casados por treinta y nueve años y cuatro meses. George tenía 64 años. Al poco tiempo del funeral, estuvo lo suficientemente fuerte como para predicar un «sermón de funeral», como él lo llamó. ¿Qué texto habrá escogido para este momento en el que Dios se había llevado a su amada esposa? Eligió el Salmo 119.68: «Tú eres bueno, y haces el bien». Desarrolló estos tres puntos:

1. El Señor fue bueno e hizo bien en dármela.
2. El Señor fue bueno e hizo bien en permitirme estar con ella tanto tiempo.
3. El Señor fue bueno e hizo bien en quitármela.

Bajo ese tercer punto relató la manera en que él había orado mientras ella estuvo enferma:

Sí, mi Padre, los tiempos de mi querida esposa están en tus manos. Harás aquello que sea mejor para ella y para mí, ya sea que esto signifique la vida o la muerte. Si es posible, levanta a mi preciosa esposa. Tú puedes hacerlo a pesar de su enfermedad, pero sea como fuere que trates conmigo, sólo ayúdame a estar completamente satisfecho con tu santa voluntad.

Al mirar hacia atrás y ver la manera en que Dios había respondido a su oración, expresó:

Cada día me doy cuenta con mayor claridad de lo mucho que significa para los orfanatos su pérdida. Sin embargo, con frecuencia y sin esfuerzos, lo más recóndito de mi alma se alegra en el gozo de mi amada difunta. Su felicidad me alegra. Si fuera posible traerla de regreso, mi querida hija y yo no lo haríamos. Es Dios mismo quien hizo esto. Estamos satisfechos en él.

La Palabra de Dios declara que en cualquier condición en que te encuentres, Él nunca te desamparará. (Hebreos 13:5) El salmo 91 dice que estará contigo aún en la angustia. (Salmo 91:15) Sé honesto, y pregúntate: ¿Dios me ha abandonado en la tribulación?; Puede ser que te hayas sentido desazonado como el rey David cuando expresó: “Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl” (1 Samuel 27:1) Pero igual que David, tú has sido librado del día malo, y las promesas de Dios han sido fieles y ninguna de ellas ha caído a tierra. El sabio puritano Claude Duval Cole expresó en cierta oportunidad:

“¿Hay algún problema en su vida para solucionar,
algún pasaje parece estar lleno de misterio?
Dios lo sabe, El es quien trae las cosas ocultas a la luz.
El es quien guarda la llave.

“¿Hay alguna puerta cerrada por la mano del Padre,
la cual tu has tenido esperanza de ver abierta de par en par?
Confía en Dios y espera; porque cuando El cierra la puerta,
El es quien guarda la llave.

“¿Hay alguna oración importante que está aún sin respuesta,
o respondida no como tú habías esperado que ocurriera?
Dios aclarará Su propósito poco a poco.
El es quien guarda la llave”.



Sí, Padre, porque así te agradó…
Rev. Walter Vega. Ministro Iglesia Reformada