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Reavivamiento, Reforma y Restauración



Reavivamiento, Reforma y Restauración

Desde una óptica sociológica el avivamiento puede definirse como un despertamiento a una forma particular de espiritualidad.
En términos restrictivos, para nosotros los cristianos, un avivamiento seria el despertamiento que Dios produce en sus escogidos para que reciban vida espiritual. La Escritura dice: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo… Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús... Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, par a que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras (Ef. 2:1-10). Esta obra del Espíritu es llamada a veces vivificación. Lo que aquí se llama vivificar o dar vida es lo que en otros lugares se llama nuevo nacimiento, recreación, reavivamiento o regeneración. “El término regeneración, como sugiere la palabra, indica un "generar de nuevo". Generar significa hacer ocurrir o comenzar. Pensamos en el primer libro de la Biblia, el libro de los principios, que es llamado Génesis. El prefijo “re” significa simplemente "de nuevo". Por tanto, la palabra regeneración significa comenzar algo de nuevo. Es el nuevo principio de vida lo que nos interesa aquí, el principio de la vida espiritual. Notamos que esta imagen de la vida se contrasta con una imagen de la muerte. El hombre caído es descrito aquí como estando "muerto en pecado". Para que alguien que está muerto a las cosas de Dios viva para Dios, se debe hacer algo a él y para él. Los muertos no pueden vivir por sí mismos. Los muertos no pueden crear vida espiritual dentro de sí mismos. Pablo deja completamente claro aquí que es Dios quien hace vivir. Es Dios quien nos vivifica de la muerte espiritual” (R. C. Sproul). Juan Calvino, dijo: “Yo entiendo (la palabra) regeneración, (como) la única meta… la cual es formar en nosotros una nueva imagen de Dios, la cual fue ensuciada, y del todo eliminada por la transgresión de Adán". Por lo tanto, el acto de dar vida espiritual se llamará nuevo nacimiento, regeneración, recreación o avivamiento.

REAVIVAMIENTO

Esta idea de “volver a dar vida” o “reavivar” también es aplicada a la Iglesia del Señor. La Biblia y la historia nos dan evidencia que la Iglesia de Cristo ha pasado por momentos de relajo espiritual. Tal es el caso de la edad media o época oscurantista, donde la iglesia apostató de su fe. O el actual sistema liberal de las iglesias protestantes en Europa y Estados Unidos, donde bendicen matrimonios homosexuales celebrados por pastores homosexuales. Ante estas situaciones degradantes y apóstatas de la Iglesia, El Señor siempre se ha guardado un remanente fiel que ha levantado una voz profética denunciando la inmoralidad y relajo espiritual de la iglesia y el mundo. Muchas veces este remanente fiel ha salido victorioso, trayendo arrepentimiento dentro de la misma iglesia y convirtiendo a miles de personas a Cristo. Ejemplos de esto tenemos muchos, Dios levantó a Martín Lutero y Juan Calvino para que reavivaran a la iglesia de la edad media y se levantara un avivamiento de proporciones nunca antes vistas; Dios también usó en el siglo dieciocho a los teólogos y predicadores calvinistas Jonathan Edwards y Jorge Whitefield para iniciar el avivamiento llamado “El Gran Despertar”, un movimiento que cambió el corazón de las iglesias americanas y la faz de la vida de América. Alguien definió el reavivamiento como “una recuperación del testimonio del Señor en una generación dada. El efecto resultante de una Iglesia avivada sobre la sociedad con gran cantidad de personas siendo convertidas se designa como avivamiento espiritual”

REFORMA

Pero el gran problema es que la Iglesia no ha sabido sacar ventaja de estos “tiempos de refrigerio” o reavivamiento que Dios nos ha enviado. Hemos sido como odres viejas que no pueden contener el vino nuevo y al final reventamos y desperdiciamos todo lo que Dios nos ha enviado. Generalmente cuando la gente pide por un avivamiento en seguida les pregunto: “¿y para que quieres avivamiento?” Muchos de ellos me quedan mirando con ojos de horror (como si yo no quisiera un avivamiento) para enseguida darme una larga lista de experiencias que ellos desean vivir con Dios. No niego que sus intenciones sean sinceras, pero creo que no saben lo que piden, ni para que lo piden. Muchos de sus argumentos son para tener ciertas experiencias como la búsqueda de paz personal, nuevas aproximaciones con Dios, nuevas formas de sentir al Espíritu Santo o la bien conocida frase de “recibir más poder”. En resumen, solo énfasis en experiencias subjetivas. Un avivamiento así no tiene más que ofrecer que una experiencia puramente personal, emotiva y subjetiva. De hecho, buscando ser de bendición se halla a menudo en peligro de no tener nada que decir al hombre moderno que necesita urgentemente a Cristo.
El avivamiento contemporáneo es socialmente irrelevante debido a su base centrípeta y no centrifuga. Ciertamente no hay nada inherentemente malo con que la gente se emocione acerca de Dios, y que cada Cristiano ore por mas gracia reflejada en hermosas manifestaciones espirituales. Pero reavivamiento sin reforma es simplemente una agitación de las emociones, las que rápidamente pasan con el tiempo. Estados Unidos, Argentina y Centro América han experimentado una casi ininterrumpida serie de avivamientos en estas últimas décadas y el resultado ha sido “una fe diluida, familias insanas, una iglesia irrelevante, y países sin temor de Dios”. Muchos reavivamientos hoy día son como la “nueva” de buenas y malas noticias: ¡La buena noticia es que estamos pasando un gran tiempo! Y la mala noticia es que seguimos mal.
Un reavivamiento, sin la reforma de las vidas personales, las familias, las iglesias y las naciones, es simplemente una altura emocional pasajera, no muy diferente a un drogadicto consumiendo su dosis del día. Se puede sentir tremendo por un momento, pero eventualmente el dolor regresa y necesita otra dosis solo para mantenerse nivelado. En resumen, hasta el momento podríamos decir que un reavivamiento debe dar inicio a una segunda etapa, esa es la Reforma. Y podemos definir la Reforma como “el efecto correspondiente de un reavivamiento espiritual en una sociedad particular. Ocurren grandes reformas sociales debido al poder santificador de una Iglesia reavivada actuando como una redentora de su cultura.”



RESTAURACIÓN
Cuando llega la reforma, la iglesia estará preparada para comenzar una restauración de todos aquellos valores que el Reino de Cristo anuncia. La reforma trae de forma mediata la restauración del Reino. Esta visión de restauración no es incompatible con la escritura, sino que ella misma, nuestras confesiones de fe reformadas y la historia nos impulsan a orar y trabajar por la restauración plena del Reino de Dios en la Tierra. Ejemplo:
El Catecismo Mayor, en la respuesta número 190, declara que la petición de la Oración del Señor, “Santificado sea tu Nombre,” requiere que el Cristiano ore pidiendo que Dios impida y elimine al ateísmo, la idolatría, la profanidad y cualquier cosa que le deshonre; y, por su providencia (por la cual puede anular las disposiciones y argumentos de sus enemigos) dirija y disponga de todas las cosas para su propia gloria. La respuesta número 191 del Catecismo Mayor declara que la petición de la Oración del Señor, “Venga tu reino,” obliga a los cristianos a Orar (pidiendo) que el reino del pecado y de Satanás pueda ser destruido, el evangelio propagado a través de todo el mundo, los judíos llamados, (y) que se produzca la plenitud de los Gentiles. De manera similar, el Catecismo de Heidelberg en la pregunta 123 declara: “Venga tu reino; es decir: Destruye las obras del diablo y todo poder que se levante contra Ti, lo mismo que todos los consejos que se toman contra tu Palabra, hasta que la plenitud de tu reino venga, cuando Tú serás todo en todos.”
Cuando los primeros misioneros del cristianismo se aventuraron dentro de los demonizados territorios de nuestros antepasados paganos, no tenían la más ligera intención de llevar una coexistencia pacífica con los hechiceros y sus aterradoras deidades. Cuando San Bonifacio, en su misión a los germanos paganos, se acercó al roble sagrado de Thor, simplemente lo derribó a hachazos y construyó una capilla con la madera. Miles de adoradores de Thor, al ver que su dios no había herido a San Bonifacio con un rayo, se convirtieron al cristianismo allí mismo. En cuanto a San Bonifacio, quedó imperturbable por el incidente. Sabía que había un solo Dios verdadero del trueno, el Jehová Trino. (David Chilton)
Esto significa que un día una mayoría lo suficientemente grande e influyente será salva de manera que el Cristianismo va a ganar universalmente las guerras culturales a través de medios espirituales (Mat. 12:28-29; Lucas 11:20-22; Sal. 110:1 y 1 Corintios 15:25). Así pues la restauración espera la expansión gradual y progresiva del reino de Cristo en el tiempo y sobre la tierra (Salmo 2, 22, 72, 110; Juan 1:29; 3:17; 12:31-32). Esta restauración sucederá por medio del ministerio todo abarcador de la Palabra, la oración ferviente y llena de fe, y las labores consagradas de su pueblo lleno del Espíritu Santo (Isaías 2:1-4; 11:9; 65:17-25) El resultado será una larga era de desarrollo espiritual, una paz global, y las bendiciones pactales sobre la tierra antes de que Cristo regrese. Así que habrá una Era Dorada que preceda a la Segunda Venida (Daniel 2:31-45; 7:13-14; Ezequiel 17:22-24; 47:1-9).
En conclusión un reavivamiento debería producir reformas en la sociedad, cuyo único fin será traer la restauración del Reino de Dios en la tierra.
¿Para que quieres avivamiento?

"para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados"
Hechos. 26: 18

Agustín, Pelagio y la Reforma


“Fue Agustín quien nos dio la Reforma.”
Benjamin B. Warfield

La observación de Warfield se basaba en el hecho que la Reforma fue testigo del triunfo último de la doctrina de la gracia de Agustín por sobre el legado de la visión Pelagiana del hombre. Si Agustín nos dio la Reforma, lo que creo que hizo, fue Pelagio quien colocó el fundamento para el así llamado “humanismo Cristianizado.” Este conflicto teológico del siglo quinto continúa teniendo implicaciones que se extienden hasta nuestra época actual. La controversia entre Agustín y Pelagio comenzó cuando el monje británico, Pelagio, se levantó en oposición a la famosa oración de Agustín: “Otórganos lo que nos has ordenado, y ordénanos lo que has deseado.” Pelagio rechazó con vehemencia la idea de que un don divino (la gracia) es necesario para llevar a cabo lo que Dios ordena. Para Pelagio y sus seguidores la responsabilidad siempre implicaba habilidad. Si el hombre tiene la responsabilidad moral de
obedecer la ley de Dios, también debe tener la habilidad moral de hacerlo.
Adolf Von Harnack resume el pensamiento Pelagiano: “La naturaleza, el libre albedrío, la virtud y la ley, estas cosas, estrictamente definidas y hechas de manera independiente de la noción de Dios - eran las palabras clave del Pelagianismo: la virtud auto adquirida es el bien supremo, el cual sigue como recompensa. La religión y la moralidad se hallan en la esfera del espíritu libre; están allí en cualquier momento por medio del esfuerzo propio del hombre.”

Además, Harnack declaró, “No podemos sino decidir que su doctrina [de los Pelagianos] deja de reconocer la miseria del pecado y el mal, que en sus raíces más profundas es una doctrina impía, que no sabe, y que no busca conocer, nada con respecto a la redención.”

Pelagio negaba la doctrina del pecado original, que enseña que nacemos en pecado (Salmo 51:5; Isaías 64:6; Romanos 3:9-18; Efesios 2:1-5; 1 Corintios 2:14; etc.). La gente llega al mundo en un estado neutral, decía Pelagio. Si ejercitan su libre albedrío en dirección de la justicia, siguiendo el ejemplo de Cristo, serán salvos; si ejercitan su libre albedrío en dirección del pecado, siguiendo el ejemplo de Adán, serán juzgados. Agustín defendía la doctrina bíblica del pecado original insistiendo que somos no solamente pecadores porque pecamos, siguiendo el ejemplo de Adán, sino que pecamos porque somos pecadores, heredando la culpa y la corrupción de Adán. Por lo tanto, lo que necesitamos en un Segundo Adán, también, es algo más que un
ejemplo.

Necesitamos un Salvador. Necesitamos alguien que nos rescate por Su propia gracia,
puesto que no podemos responderle por nuestro propio libre albedrío, corrupto como se halla por nuestros afectos pecaminosos. El acento, por lo tanto, recaía sobre la gracia de Dios en la expiación, la conversión, y el don de la fe salvadora y perseverante.
Aunque el Concilio de Éfeso declaró a Pelagio como hereje en el año 431 A.C., la mayoría de historiadores de la iglesia reconocen que esta decisión fue “política” y que en realidad hubo muy poco debate. Como resultado no se trató adecuadamente con el Pelagianismo, de la manera en que se trató el Arrianismo en el siglo cuarto. Esta falla ha permitido que persista en varias formas a lo largo de las edades.

En términos del desarrollo teológico histórico, en el siglo undécimo, Anselmo refinó esta doctrina Agustiniana de la gracia sobre el tema de la Expiación. Jesucristo tenía que ser Dios porque la deuda que debíamos era infinita y ninguna criatura finita podía pagarla. Y no obstante, tenía que ser hombre porque la deuda era algo que se debía por parte de la humanidad pecaminosa. De esta manera, Cristo llevó a cabo el oficio de un sustituto pacificador. A lo largo de la Edad Media, se debatieron con fiereza cuestiones relacionadas con la gracia y las obras, la predestinación y el libre albedrío, pero todos sabían que una regla del juego era que no se permitía el Pelagianismo, aunque muchos teólogos se acercaban tanto como podían a los límites de aquella herejía. Lo que sí emergió fue un “Semi-Pelagianismo,” que afirma la doctrina del pecado original y reconoce la condición caída de la humanidad, pero que también cree que sigue existiendo una habilidad moral en el hombre que no se ve afectada por la Caída. A esta habilidad moral se hace referencia algunas veces como una “isla de la justicia” por la cual el pecador es capaz de cooperar con la gracia de Dios.

En la Reforma Protestante, fue Martín Lutero, un monje Agustiniano, quien percibió el
asunto real que acechaba por debajo de la controversia entre la fe y las obras. Él se dio cuenta que el asunto era en qué grado la voluntad humana se halla esclavizada por el pecado y en qué grado dependemos de la gracia para obtener libertad. Esto se enfocó claramente en su debate con Erasmo, quien ha sido descrito como “un Pelagiano en ropaje Católico.” Lutero argumentaba que la “carne para nada aprovecha” (Juan 6:63) y que “nada” no es “un poco de algo.” El “poco de
algo” de la habilidad humana era algo que estorbaba en el paso de la verdad bíblica y de la Reforma de la sola gratia. Pues nuestra salvación no podía descansar sobre la “gracia sola,” sino sobre “la gracia más la habilidad humana.”
Pelagio, y más tarde Erasmo, apelan ambos a aquello en nuestra naturaleza caída que se rehúsa a reconocer nuestra propia iniquidad. Se rehúsa a aceptar que “en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Rom. 7:18). La raíz del humanismo y del Pelagianismo es humanista hasta su médula más profunda.

Lo que Benjamin Warfield entendió fue que Agustín había plantado fielmente las semillas en su época, las cuales dieron fruto casi mil años más tarde, una cosecha recogida por los Reformadores. Apeguémonos fuertemente a la verdad bíblica afirmada desde Agustín y permanezcamos en oposición al humanismo de Pelagio en nuestro tiempo.


¿Existe Obligación Moral

De Obedecer El Derecho?


Por Walter Vega


I.- Introducción



La respuesta a esta pregunta dependerá de cómo consideremos la moral y el derecho, es decir, cual es la fuente material de cada uno de ellos.

Generalmente se admite que el hombre es un ser moral por naturaleza, todo esto en virtud de las teorías de los escolásticos tomistas, partiendo por el doctor angélico de la Iglesia, Tomás de Aquino y actualmente los neo escolásticos.

Tomás de Aquino y los neo escolásticos promulgan que existe una revelación Eterna que se ha alojado no tan sólo en los escritos sagrados como la Biblia (revelación especial), sino que también se encuentra impresa en la naturaleza, y especialmente en la naturaleza del hombre (revelación natural).

Por lo tanto, es imposible por naturaleza que exista un divorcio entre la ley divina y el deber que el hombre tiene de observarla y respetarla. A este deber se le llama deber moral, porque por naturaleza, el hombre está vinculado a la ley divina y eterna.

Pero si desconocemos la existencia de una ley divina y de una revelación, cualquiera sea, inmediatamente quitamos el piso a la teoría de los derechos naturales y por consiguiente debemos justificar el concepto del derecho vinculante por otra vía.

¿Existen otros caminos o vías para dar una buena justificación para cumplir el derecho?, ¿vincula el derecho al ser humano?, ¿sigue siendo el deber moral el medio más fuerte que vincula a los seres humanos con el derecho?

No es mi intención desarrollar y responder todas estas preguntas en este trabajo, pero sí me he sentido motivado, al menos, a replantearme mucho de lo que nos han enseñado los tratadistas.







Las escuelas filosóficas del derecho


Como veníamos diciendo en la introducción, se han desarrollado tres teorías que justifican la obligación de cumplir el derecho, entre estas teorías están la del Iusnaturalismo, la del Positivismo y la del Realismo.
El Positivismo es aquella escuela que dice que una norma es válida sólo cuando ha cumplido con las formalidades establecidas por La Norma Jerárquica Superior. A este concepto se le llama “validez formal”.
El Realismo dice que una norma será valida cuando esta sea aceptada y cumplida por todo el cuerpo social, es decir, la sociedad. A este concepto también se le llama “la validez por eficacia”, porque una norma será eficaz siempre y cuando la sociedad o comunidad lo respete y observe de manera libre y espontánea.

Natural V/S cultural

Sin embargo, tanto para la escuela del positivismo, así como para la escuela del realismo, el derecho es sólo un artefacto cultural, es una creación del obrar humano colectivo, en otras palabras, el derecho es netamente cultural y jamás natural.
Como el derecho es cultura se torna imposible encontrar un vínculo natural o moral en el hombre, por lo tanto es necesario recurrir a constructos filosóficos (también culturales) para poder vincular al hombre con el derecho y la ley, aquí por ejemplo están los contractualistas, entre ellos, tenemos a Hobes con “El leviatán”, a Locke con su “2º tratado de gonbierno civil” y a Rousseau con su famoso “contrato social”.
Como ellos no encontraron ningún elemento natural de organización política-juridica en el ser humano (zoon politikon), optaron por crear y desarrollar la institución jurídica del “Pacto social”, y por medio de esta el ser humano y las sociedades iban a quedar vinculadas al derecho.
El problema con las teorías del positivismo y del realismo es que tienden a hacer de la justicia algo artificial, la justicia no tiene vida propia ni tampoco es absoluta o incondicional, sino que se torna relativa y acomodaticia, no existe como fin.
La justicia para el positivismo pasa a ser un problema que el legislador debe resolver y definir, como diría kelsen: “la justicia es un problema de la sociedad, no del derecho”. Mientras que para el realismo la justicia es una cuestión de moda, algo que la misma sociedad determina, el punto es que para ambas escuelas el derecho es la medida del hombre, es decir, autonomía pura, el hombre es la medida del hombre.
Pero si el hombre es la medida del hombre, ya sea el legislador (para los positivistas) o la sociedad (para los realistas) ¿cuál es la medida o canon ideal para regular todas las relaciones humanas, ya sean estas de derecho privado o público?
El legalismo de kelsen ha demostrado ser un fracaso, porque con sólo dictar leyes no solucionamos los problemas entre particulares, entre Estado y particulares o entre Estado y Estado. Además existen muchas leyes que no son justas para nada, ya que el legislador en su momento o no tenía el conocimiento necesario de la materia, o estaba influenciado por los ideales de su partido político, o simplemente estaba motivado por algunos “dólares extras” de algún empresario “bondadoso o altruista”. Entonces ¿nos atrevemos a decir que el derecho y la justicia quedan establecidos por seres humanos iguales, o peores, a nosotros?
Lo mismo podría decir del realismo, ya que el derecho queda definido en función de lo que la sociedad dicta. ¿Cuál sociedad?, ¿la sociedad alemana nazi?, ¿hasta cuando?, ¿hasta que se torne una giro social buscando otra justicia mejor?, entonces nos vamos al otro extremo ¿el socialismo a ultranza de Lenin y Mao? Ya quedamos decepcionados con esto. Luego seguimos buscando alternativas ideológicas propuestas por el mismo hombre, donde incluso la anarquía es una de ellas…no gracias.
Las visiones organicistas nunca han sido buenas consejeras para la sociedad. La respuesta es simple, no creo que el hombre sea la medida del hombre. Estado, Gremios, Proletariado, Sociedad etc. Cualquiera de ellas no son de fiar al momento de establecer la justicia y el derecho. Es arrogante, fanático e idolátrico pretender que nosotros mismos seamos la solución a nuestros problemas.


Iusnaturalismo V/S Teonomía

Pero así como el positivismo y el realismo no son viables para establecer el derecho, tampoco creo que el iusnaturalismo sea la respuesta, al menos así como lo han presentado de manera tan idealista y sacra.
Existe entre la teoría del iusnaturalismo y la práctica de este una cierta tendencia institucionalista, es decir, una inclinación a dogmatizar lo que se supone es “natural” en el hombre.
El problema es que según el mismo Santo Tomás la naturaleza necesita ser perfeccionada, él decía que “la gracia perfecciona a la naturaleza”. Esto es lo que los teólogos canonistas y los exponentes de la teología natural llamaron como la “donum superaditum”.
Para los escolásticos la “naturaleza” necesita una “añadidura”, necesita ser revestida y completada. La naturaleza no es mala per se, sino que le falta el don sobrenatural. Como diría Cornelius Van Til en su libro “El concepto calvinista de la cultura”:
“El mundo en esta perspectiva no es corrupto debido a la caída de Adán, sino que simplemente ha perdido la donum superadditum, el don sobrenatural de la gracia de Dios, ahora suplido por la iglesia, en cuya custodia se hallan los canales de la gracia. La naturaleza como creación no está caída ni es malvada sino solamente es la segunda mejor. El Cristianismo es algo añadido piramidalmente a lo natural, pero no entra en la vida como la levadura para transformarlo. La teología natural nos enseña acerca de Dios el Creador, el Proveedor y el Juez (ciertamente Platón y Aristóteles llegan hasta aquí) pero la Escritura es necesaria para conocer a Dios en la faz de Jesucristo. De esta forma Roma, que reclama para sí misma el apelativo de “Católica,” ha cambiado la catolicidad del Nuevo Testamento, que purifica y santifica el todo de la vida como su dominio propio, y ha colocado en su lugar un dualismo, que separa lo sobrenatural de lo natural. La salvación permanece siempre al lado de o por encima de lo natural, pero no entra en ello para transformarlo; la creación y la re-creación permanecen como dos entidades separadas. De esta forma se alcanza un compromiso entre lo natural y lo sobrenatural, entre el cuerpo y el alma, el mundo y la iglesia, el saber y el creer, la mortalidad y la religión. El Catolicismo Romano es el gran sistema de complementación, que provee el marco para este compromiso. La imagen de Dios complementa a una naturaleza neutral (algo como la idea pagana del anima rationale, el alma racional); las exhortaciones evangélicas complementan los preceptos morales comunes a toda la humanidad; la tradición complementa a la Escritura. La iglesia es la esfera de la religión, el mundo es el área de lo profano.
Puesto que los miembros de la iglesia no pueden vivir en este mundo sin moverse en la esfera secular, se hace un intento para traer todo lo secular bajo el paraguas de la gracia manejado por la iglesia, para asegurar la salvación de sus miembros desde el vientre hasta la tumba, por el bautismo, la confirmación, la eucaristía, la penitencia, las órdenes, el matrimonio y la extremaunción.”
De ahí que en la iglesia católica romana existen los sacramentos, ya que estos perfeccionan la naturaleza del hombre, por ejemplo el sacramento del bautismo perfecciona el nacimiento “espiritual” de las personas, el sacramento del matrimonio perfecciona “el pacto matrimonial” de los individuos, el sacramento de la extrema unción perfecciona y prepara al individuo para la muerte natural, claro que ahora con la extrema unción pasaría a ser una muerte mucho mejor, algo más que natural.
La iglesia romana se transforma así en “el gran sacramento” para la humanidad, incluyendo al Estado y al derecho, de ahí las disputas teológicas en relación a las leyes laicas (Ley de registro civil, Ley de matrimonio civil y Ley de cementerios) durante el gobierno de Dn. Domingo Santa María. Y también la gran controversia acerca de la separación Iglesia-Estado con la constitución de 1925 bajo el gobierno de Dn. Arturo Alessandri.
Muchos conservadores de aquella época defendían a la iglesia y se oponían tenazmente a que el Estado tomara el control de los nacimientos, matrimonios y defunciones, argumentando que era divino, natural y privativo solamente de la Iglesia de Roma, y que despojarla del control de dichos actos naturales era desacralizar y aún maldecir al estado chileno. Incluso se sabe que hubo intentos y amenazas de excomunión para los parlamentarios que votaron a favor de estas leyes…laicas.
Entonces cuando hablamos de los derechos naturales y de la escuela Iusnaturalista, en realidad estamos hablando del intento católico romano por “cristianizar” el derecho. ¿Acaso la teoría de los derechos naturales no es la misma teología natural elevada a un exponente jurídico?
Por esta razón prefiero hablar de “Teonomia”. La Teonomía está compuesta por las palabras griegas Teo, que significa Dios, y por la palabra Nomos, que significa norma o ley. Por tanto la Teonomia podría definirse como los principios o leyes divinamente impregnadas en la conciencia libre del hombre.
El iusnaturalismo tiene una carga fuertemente partidista-religiosa, en cambio el concepto de Teonomía dice relación con algo que es realmente natural en el hombre y que le vincula espiritualmente a un principio superior.
Pero este principio superior no está supervigilado por alguna estructura panóptica que toma para si misma la representatividad e interpretación del derecho como en el caso del legislador para los positivistas, la sociedad para los realistas, o la iglesia (en ultima instancia) para los iusnaturalistas. Sino que la Teonomía hace realmente libre al hombre y lo confronta en la libre -soledad y reflexión espiritual del individuo.
La teonomia despierta en el individuo el sentido nómico de la naturaleza y de la sociedad, y le hace responsable para contribuir a ese orden teonómico que busca la naturaleza humana.
En otras palabras, la teonomía constituye al ser humano como un elemento nómico de este supra orden divino. El ser humano pasa entonces a ser un testigo, y legislador a la vez, de aquella norma superior que le hace libre y a la vez le vincula con el fin superior, Dios.

La insuficiencia de la teoría de los tres círculos en la antigua ley de matrimonio civil.

Con la antigua ley de matrimonio civil se pudo quitar el control de la iglesia sobre los matrimonios y fue el Estado quien pasó a tomar la administración de ellos.
En esta ley podríamos encontrar un equilibrio e interrelación total y plena de la teoría de los tres círculos, es decir, en esta norma se encuentran interrelacionadas las tres grandes esferas, es decir, existe validez formal, existe validez material y también existe validez eficaz. Sin embargo, y a pesar de cumplir con la teoría de los tres círculos podemos darnos cuenta que esta norma no llenaba los principios de justicia universal y absolutos. Veamos.

El texto de esa antigua ley decía que el matrimonio: “Es un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente y por toda la vida con el fin de vivir juntos, de procrear, y de auxiliarse mutuamente”.
Art. 102 C.C.

En primer lugar, la validez formal se hace manifiesta al momento en que la norma se remite formalmente al matrimonio como “Un contrato solemne”. Aquí el legislador trata de dar una explicación meramente formal y que se debe cumplir tal como la ley dice (manda, prohíbe o permite).
En segundo lugar, también se hace manifiesto el principio de la validez eficaz ¿Por qué?, porque si recordamos, hasta antes de 1883 la administración de los matrimonios estaba en manos de la iglesia católica romana, lo cual hacía que muchos chilenos quedaran fuera de las posibilidades de que el estado les reconociera como matrimonios, y simplemente sus relaciones eran consideradas como concubinatos, además que sus hijos pasaban a ser bastardos o hijos ilegítimos. Por lo tanto la ley de matrimonio civil estaba en armonía correcta con el sentir de la mayoría de la sociedad, salvo algunos fanáticos “ultramontanos”.
Y en tercer lugar, también se manifiesta el principio de la validez material porque perseguía un fin, y ese se manifestaba en las palabras “por toda la vida con el fin de vivir juntos, de procrear, y de auxiliarse mutuamente”.
Pero a pesar de que en esta norma confluían las tres teorías, la norma no era perfecta, no era Teonómica, no abarcaba los eternos principios de justicia divinos.
El problema era que la norma estaba viciada de un sesgo religioso, pretendidamente iusnaturalista, ya que la ley añadía la entrampante y sacramental palabra “INDISOLUBLEMENTE”. Hasta la fecha no he podido encontrar ningún argumento iusnaturalista que pruebe la “natural” indisolubilidad del matrimonio, es más, hay casos en que es antinatural mantener relaciones insanas y destructivas que en vez de hacer crecer el matrimonio lo destruyen. Demás está mencionar el adulterio, el incesto, la violencia intrafamiliar, el alcoholismo etc. Casos que realmente ameritan teonómicamente la disolución del vínculo matrimonial.

Orígenes de la Teonomía

Creo que los reformadores protestantes entendieron muy bien este concepto Teonómico, ya que ellos pudieron escapar tanto del humanismo autónomo (positivismo y realismo) y de las heteronomías institucionalizadas (iusnaturalismo).
Siguiendo al Dr. Van Til: “La Reforma Protestante no buscó meramente limpiar la iglesia y liberarla de los errores doctrinales, sino que también buscó la restauración del todo de la vida. Esto conllevaba liberar la vida natural del hombre y las varias esferas en la sociedad del señorío de la iglesia. Mientras el Humanismo era un intento por proclamar la libertad del hombre de Dios y de toda autoridad, enfatizando la autonomía versus la heteronomía, los Reformadores estaban unidos en su pasión por la libertad para el hombre Cristiano, lo que significaba servicio sujeto a la Palabra del Señor. Solamente Cristo era considerado Señor de la conciencia.
Para los Reformadores lo natural era santo lo mismo que lo espiritual, y la obra del Padre en la creación era considerada de igual significado como la del Hijo en la redención. Cristo era para ellos un Redentor cósmico, aquel a través de quien todas las cosas son restauradas para con el Padre. Pues Dios amó tanto al mundo, este cosmos creado, que dio a su único Hijo (Juan 3:16).
Los Reformadores eran partidarios de un Cristianismo sensato, saludable y robusto; no eran ellos ni excéntricos ni seres extraños, ni les era extraña alguna cosa humana. En realidad, tomaban el pecado más seriamente que la iglesia medieval, creyendo que todo el hombre había sido corrompido por la Caída y que el mundo estaba bajo maldición por causa del pecado. Sin embargo, no cometieron el error de condenar las cosas naturales como si fuesen impuras; creían en la restauración, la purificación y la consagración de lo natural, no en su negación o castigo. Por medio de la Reforma la relación mecánica de la naturaleza y la gracia fue suplantada por una relación ética, de manera que la restauración de la ley de Dios en todas las esferas de la vida se convirtió en el punto de interés del creyente”.
Con respecto a la Teonomía de los reformadores protestantes podemos citar a Albert Hyma quien afirma que fue especialmente la transferencia del sistema de elección usado en la escogencia de ancianos y diáconos en la iglesia Ginebrina hacia la arena política lo que hizo posible un impacto tan tremendo dondequiera que iba el Calvinismo (República Holandesa, Inglaterra y Escocia, y América).
El fallecido Williston Walker de la Universidad de Yale escribió, “La influencia del Calvinismo, por más de un siglo después de la muerte del Reformador de Ginebra, fue la fuerza más potente en Europa en el desarrollo de la libertad civil. Lo que el mundo moderno le debe es casi incalculable.”
Un reciente autor Inglés, al contar la historia de cuál es el logro del Calvinismo en América, dice, “Lo hemos visto modificando las constituciones y formas de vida de países antiguamente establecidos en Suiza, Holanda y Gran Bretaña, pero aquí lo tenemos operando como un factor principal en crear un nuevo estado. La influencia de los Estados Unidos en el mundo de hoy hace de sus orígenes un asunto de gran interés. Esos orígenes revelan uno de los triunfos más especiales del Calvinismo.” Esto también es enfatizado por el Sr. Davies quien afirma que el estado mental de los colonizadores Americanos había sido formado antes que la influencia de Locke llegara a expresarse en nuestro lado del océano a través de Jefferson, mientras que Dakin estima que alrededor de dos de los tres millones de habitantes en América al momento de la guerra Revolucionaria
pertenecían a las filas Calvinistas. Es discutible si alguien quisiese argumentar que Calvino habló la palabra liberadora, o la última palabra, sobre la relación entre la iglesia y el estado. Por ejemplo, creía que el estado debía proveer para las necesidades físicas de los ministros, que se requería que cuidara de los pobres y proveyera educación para los jóvenes ciudadanos.
Aún cuando concedamos que Calvino preveía un gobierno Cristiano, no obstante colocó un arma aguda en las manos del gobierno, mediante la cual se vuelve bastante simple para un gobierno hostil forzar a la iglesia a obedecer sus mandatos. Además, bien podemos cuestionar la posición de Hyma (Doumergue también tiene esta opinión) de que una iglesia democrática hizo surgir un estado democrático.
En realidad, la iglesia que Calvino organizó no era democrática en este sentido moderno, pues el poder y la autoridad últimos estaban conferidos a los ancianos, siendo estos delegados a ellos por Cristo. Sin embargo, aunque la separación de la iglesia y el estado no se realizó en Ginebra durante la vida de Calvino, podemos decir que se convirtió en una realidad histórica debido a sus labores al instituir la disciplina espiritual en la iglesia. La batalla por la jurisdicción espiritual del consistorio, con el derecho a excomulgar, era el punto focal de disputa en la larga batalla, dura y a veces amarga, que Calvino peleó con el concilio de Ginebra. Esto, dice Warfield, fue la cuña de entrada, “clavada entre la Iglesia y el Estado que tenía el propósito de separar al uno del otro”
Y aunque todos los hijos espirituales de Calvino no apreciaron esto suficientemente, él quería una iglesia autónoma en su propia esfera espiritual. Es debido a esta victoria, a saber, la exitosa introducción y mantenimiento de la disciplina espiritual, dice Warfield, que “toda Iglesia en la Cristiandad Protestante que disfruta hoy de cualquier libertad, cualquiera que ésta sea, al realizar sus funciones como una Iglesia de Jesucristo, lo debe todo a Juan Calvino”
A. Mervyn Davies, El Fundamento de la Libertad Americana, (New York, 1955), quien sostiene que, “Al vencer a la ola emergente de absolutismo cuando ésta amenazaba devorar toda Europa, éste (i.e., el Calvinismo) hizo posible el surgimiento de una mancomunidad del hombre bajo la soberanía de Dios. Así pues, fue eso lo que colocó los fundamentos de nuestra libertad,” p. 24.
Quisiera concluir con la siguiente frase de la confesión de fe protestante de Westminster:
“Solo Dios es el Señor de la conciencia, y la ha dejado libre de los mandamientos y doctrinas de los hombres, las cuales son en alguna manera contrarias a su Palabra, o está al lado de ella en asuntos de fe o de adoración. Así que creer tales doctrinas u obedecer tales mandamientos con respecto a la conciencia, es traicionar la verdadera libertad de conciencia; y el requerir una fe implícita y una obediencia ciega y absoluta, es destruir la libertad de conciencia y también la razón.”

Sí, el hombre está obligado moralmente a obedecer el derecho…en tanto este sea derecho Divino.



SOLA GRATIA
SOLA FIDE
SOLO CHRISTUS
SOLA SCRIPTURA
SOLI DEO GLORIA

Trayendo al corazón sabiduría (Parte I)




"Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría"
(Salmo 90:12)




Sermón Predicado el Domingo 8 de Marzo 2009

Trayendo al corazón sabiduría (Parte I)

Introducción

El salmo 90 es uno de los salmos más profundos de todo el salterio, es profundo porque es una oración, y es la oración de Moisés, varón de Dios.
El tema central de este salmo es la eternidad de Dios y la transitoriedad del hombre.
A este salmo se le ha llamado el “salmo de la noche vieja”. “Muchos cristianos ven reproducida en este salmo, de manera exacta, la disposición de ánimo que les embarga el último día del año. Cuando piensan en la brevedad de la vida y en la caducidad del hombre…” (Van Deursen)
También son muchas las generaciones de personas afligidas que han escuchado este salmo alrededor de un féretro que esta por ser enterrado, y que se han consolado con él aún cuando están viendo pasar frente a sus ojos el valle de sombra de muerte, sabiendo que algún día ellos también irán a su propio lugar.
“El salmo noventa se puede citar como quizá la más sublime de las composiciones humanas, la más profunda en sentimiento, la más elevada en composición teológica, la más magnífica en sus imágenes. Es verdadera en la descripción que da de la vida humana como atribulada, transitoria y pecaminosa. Verdadera en su concepto del Eterno, el Soberano, y el Juez; y, con todo, el refugio y esperanza de los hombres, que, a pesar de las pruebas más severas de su fe, no pierden su confianza en él, sino que, firmes en ella, suplican, como si lo predijeran, una sazón de refrigerio cercana.” (Isaac Taylor)

Enséñanos a contar nuestros días

Moisés sentía que estaba llegando al final de sus días, según el versículo 10 podemos deducir que estaba entre la edad de los 70 y 80 años ya que dice: "los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos".


Posiblemente, en este estadio de su vida, el octogenario Moisés, quién todavía peregrinaba en el desierto como un furtivo, sentía que su vida se le acababa, y se daba cuenta que no había hecho nada de lo que alguna vez soñó. Todos sus ideales, sus planes, anhelos, metas, proyectos de juventud etc., se habían frustrado. Se siente fracasado y abatido, es tanta su frustración que piensa que está bajo la airada mano de Dios. Cree que la vida es como un sueño, por eso dice en los vs. 5 y 6 que el hombre es “como sueño, como la hierba que crece en la mañana. En la mañana florece y crece; A la tarde es cortada, y se seca.”

Todos sabemos la historia de Moisés, y conocemos que él fue hijo de la hija de Faraón, ¡el príncipe de Egipto!, pero a pesar de haber estado en la cima del imperio más grande de la época, ahora no tenía nada, hace cuarenta años que esta huyendo y escondiéndose en el desierto, y ahora, ya viejo, el convicto y renegado Moisés, eleva una oración y ruega a Dios: "Enséñanos a contar nuestros días". “No sé vivir, no he sabido conducirme, he cometido muchos errores, demasiadas malas elecciones. ¡Ayúdame a entender el misterio de la vida, a evaluar mis días y a tener sabiduría!”. Sí, Moisés recién había comprendido que la vida era corta, frágil y que la había vivido sin la sabiduría de lo alto.
¿De donde vengo?, ¿Quién soy?, ¿Para que estoy?, ¿Para donde voy? Se dice que estas peguntas son las más importantes que puede hacerse una persona en la tierra, ya que ellas apuntan a la misma existencia del ser humano, y las respuestas a ellas serán las que determinarán la realización completa del individuo. Por eso es necesaria la sabiduría, para poder vivir la vida. El príncipe de los predicadores, Spurgeon, dijo en relación a este salmo: “La guadaña termina con la vida de las flores del campo, y el rocío de la noche llora sobre ellas. Aquí tenemos la historia de la hierba: es sembrada, crece, florece, es segada, desaparece; y la historia del hombre no es muy distinta”

Se dice que el cementerio es el lugar más rico de la tierra, porque allí están enterrados las ideas, invenciones y descubrimientos que nunca se concretaron. Basta con ir a un cementerio y leer los epitafios de las lápidas, podemos allí hacer nuestra la nostalgia de gente que algún día vivió, que tuvo sueños, ideales, grandezas etc. pero que un día, inevitablemente, les llegó la muerte. Y ahora hay allí, sólo el triste testimonio de un epitafio que dice que alguien vivió, alguien soñó, alguien respiró, alguien tuvo alguna aspiración; pero que todo eso terminó.
“Porque todos nuestros días declinan…; Acabamos nuestros años como un pensamiento”. Una versión popular dice: “Como una historia que es contada...”

Sin duda, todos somos una historia que algún día se contará, y nuestra vida será el testimonio que otros oirán, y dependiendo de nuestra sabiduría querrán imitarnos, o evitarnos como modelo de vida.
Necesitamos la sabiduría de Dios para poder conocer nuestro camino, cuántos son nuestros días, y cómo invertirlos sabiamente.

"¡Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría!"

El modo de Faraón y el modo de Dios

Como habíamos dicho, Moisés fue criado en Egipto, en toda la grandeza de la cultura egipcia. Los egipcios (al igual que los mayas, los aztecas y los incas) eran hábiles en medir el tiempo, ellos contaban los años, los meses, las semanas, los días, las horas y hasta los minutos y segundos. De hecho ellos adoraban al sol y a la luna, y creían que estos influían tremendamente en la vida de cada persona, incluso en la vida de Faraón, que según ellos, era el hijo del sol. Por lo tanto debían conocer perfectamente los siclos y el tiempo de cada uno de los astros. Por este mismo motivo Moisés le pide a Dios que le enseñe a contar los días. Pero Moisés le pide a Dios que le ayude a contar los días “de tal modo” que traiga a su corazón sabiduría. Moisés sabía contar los días, pero al modo egipcio, al modo que lo contaban los magos paganos de Egipto, como Janes y Jambres, al modo que le habían enseñado sus antiguos dioses, al modo que al final no trae sabiduría.
Pero una de las cosas principales que nosotros tenemos que entender cuando se trata de medir y contar nuestros días es que el modo como los hombres cuentan los días es muy distinto al modo como Dios lo hace. Y Moisés entendió esto, por eso le pide a Dios que le enseñe nuevamente a contar sus días, ya no al modo de los dioses egipcios, sino al modo de Dios, al modo del gran YO SOY. Sólo el Anciano de Días es el único que nos puede enseñar a vivir los días que nos restan en la tierra.

Dos Generaciones, Y Dos Modos De Contarlas

Veamos lo que nos dicen los capítulos 4 y 5 del Génesis.
Génesis 4:17 nos relata la historia de Caín. Caín fue el primer hijo de Adán y Eva, que mató a su hermano Abel. Y en este capítulo se nos da la descendencia de Caín. En los versículos 17 y 18 dice: "Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec". Es muy revelador darse cuenta que al describir a los descendientes de Caín no se menciona la edad de ellos, ni la de sus hijos, ni mucho menos la época o fecha en que murieron sus descendientes.
Sin embargo, cuando estudiamos la descendencia de Set, el substituto de Abel, nos encontramos con una visión y una manera muy diferente de relatar su descendencia. Leamos por favor la forma como se cuenta la línea de Set: "Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set. Y fueron los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió. Y vivió Set ciento cinco años, y engendró a Enós. Y vivió Set, después que engendró a enos, ochocientos siete años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Set novecientos doce años; y murió".

Si seguimos leyendo la descendencia de Set, vamos a encontrar el mismo modo de contar los días respecto a cada uno de sus hijos: se da primero su época de nacimiento, luego su edad, cuando tuvieron el primer hijo; cuando tuvieron los otros hijos, también se cuenta cuántos años vivieron, y después, se cuenta y se dice a que edad murieron. El modo de relatar la descendencia de Caín es distinto al modo de relatar la descendencia de Set, ¿Por qué razón? El gran predicador chino Watchman Nee nos da la respuesta: “¿Cual es la razón de esa diferencia? Es porque a los ojos de Dios Caín no tiene años que sean contabilizados. Tal vez él se haya casado a los cincuenta años, engendró hijos a los sesenta y morir con seiscientos años, sin embargo Dios no los consideró. Simplemente los ignoró. A los ojos de Dios este hombre nunca vivió; aún mientras vivía, él estaba muerto. Por eso, solamente su nacimiento fue registrado (que equivale a la muerte) y no su muerte. Ya que, para Dios, él no vivió, entonces no tiene números para contabilizar y, tampoco murió. ¿Que tipo de persona esas del capítulo 4 representan? Representan todos los que no nacieron de nuevo, los que están muertos en Adán, los que no tienen vida eterna, por lo tanto no tienen cuenta de años.

Watchman Nee está en lo cierto, y la conclusión es esta: La descendencia de Caín no tiene días para ser considerados delante de Dios. Sus días no cuentan delante de Dios. Dios no tiene memoria ni registro de ellos. Por esta misma razón el restaurador Nehemías le respondió a sus enemigos “Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén”.

Caín y sus hijos representan a los hombres que nunca han nacido de nuevo, a los hombres que no han sido tocados por la gracia irresistible de Dios. Ellos no tienen una historia delante de Dios; están muertos en delitos y pecados (Ef. 2:1). La Biblia dice: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Ro. 5: 12).

Por lo tanto, el estado de una persona sin Cristo es el mismo estado que tenía (y tiene) Caín junto a su descendencia. Caín y sus hijos no tienen una historia espiritual como para ser registrada por el Espíritu Santo. No se registra la fecha en que nacieron, porque en realidad ellos nunca nacieron para Dios; tampoco se menciona en que época o año engendraron hijos, porque jamás han sido padres espirituales de alguien, ellos nunca podrán decir como Pablo: “Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos” (1 Tes. 2: 7), la descendencia de Caín es una descendencia maldita, es estéril, no puede dar vida porque sencillamente no tiene vida para dar. Por esto, ellos no tienen historia. Los cainitas son los sin historia, los sin iglesia, los sin salvador, los sin testimonio, los sin vida. Así es la depravación total, y esta es su consecuencia: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Rom. 3: 23)

Muy diferente es con la descendencia de Set (los setitas). Desde Adán en adelante, incluyendo a todos los patriarcas y hasta el último de los profetas junto a los apóstoles, se nos informa casi escrupulosamente la época en que nacieron, en que fecha tuvieron hijos, cuanto tiempo vivieron y cuando murieron. La historia de ellos sí cuenta, hasta el mismo Señor Jesucristo lo dijo: “Pues aun vuestros cabellos están todos contados” (Mt. 10: 30), nuestras vidas están registradas en los cielos porque nuestros nombres están inscritos en los cielos y en el libro de la vida. “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros” (Is. 49: 15-16)

Dos generaciones que nos revelan tremendas cosas. Por un lado están los quebrantadores del pacto. Respecto de ellos no hay memoria, ni registro, ni historia en los cielos. Pudieron haber edificado e inventado tremendo proyectos. Pudieron haber acumulado riquezas y bienes. Caín y su descendencia construyeron grandes ciudades (Gé. 4:17), desarrollaron la ganadería (Gé. 4:20), inventaron y crearon grandes obras de arte (Gé. 4:21), emprendieron grandes negocios metalúrgicos (Gé. 4:22), en fin, fundaron grandes imperios sobre la tierra. Sin embargo, no tienen días ni historia para Dios, ellos no existen para Dios, sus obras no son suficientes para ganar el agrado o favor de Dios porque la salvación no es por obras sino que es por Gracia, por medio de la fe, y esto NO es de Nosotros, sino de Dios. ¡Aleluya! , El día que ellos vuelvan al polvo -porque de allí fueron tomados- van a perder su alma, porque Dios les dirá: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”. (Lc. 12: 20-21)

En cambio, por otro lado, tenemos a los hijos del pacto, la descendencia de Set. Estos son los que sí existen para Dios. Estos son los que han entrado en pacto con Dios y con su ley. Estos son los que viven para Dios, porque Cristo ha venido a sus vidas y han vuelto a nacer. Dios lleva un registro de ellos, y cuenta sus días. Sus días comenzaron a ser contados desde el preciso momento en que la gracia soberana e irresistible (invencible) llegó a sus vidas. Si bien es cierto que ellos ya existían en la mente de Dios desde antes de la fundación del mundo, y que Dios los conocía y los amaba mucho antes de ser formados en el vientre de sus madres, sin embargo la verdadera existencia en el reino de Dios comenzó a ser registrada cuando ellos recibieron a Cristo en el corazón.
¿Por qué podemos estar seguros de nuestra salvación?, ¿Por qué podemos confesar nuestra fe cada día de reposo junto a nuestra familia?, ¿Por qué decimos que somos real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios?, ¿Por qué confesamos cada domingo nuestra identidad en Cristo?, ¿por qué decimos que somos amigos de Cristo, que estamos sentados con él en los lugares celestiales?, ¿Por qué podemos decir que nuestros hijos están también bajo este maravilloso pacto de gracia?. La razón es muy sencilla, porque hubo un día en que nosotros nacimos de nuevo. Porque ese mismo día la vida de Dios se metió en nuestros huesos y pudimos decir ¡¡Abba Padre!! Ahí comenzó el Señor a contar nuestros días.

El hermano Watchman Nee nos dice: “Cuántos nacimientos usted tiene?" Si hubo sólo uno, yo temo por usted, pues es necesario que usted tenga el segundo nacimiento. Temo que entre los que están leyendo este libreto, haya los que tienen sólo un nacimiento… así como Caín, no tienen años contados delante de Dios. Aunque él haya vivido quinientos o setecientos años y realizado muchas cosas, nada de eso tiene valor. …Por eso, la edad espiritual solamente se inicia con el nuevo nacimiento.

Un día, conversando con un hermano, pregunté: “¿Por qué Pablo estableció a Timoteo cuando este era joven?, ¿acaso un presbítero no debe ser anciano y experimentado?, ¿Como pudo establecer una persona joven? Eso no es correcto. ¿Como Timoteo pudo ser presbítero?" Acuérdese de que la contabilidad de Dios es diferente de la humana. Usted puede tener sesenta años, pero solamente un mes delante de Dios, o puede tener veinte años, sin embargo puede que ya tuviera diez años ante Dios. La cuenta se inicia con la salvación, pues antes de eso no hay nada contabilizado.

Conclusión

Un gran predicador calvinista dijo: “el que nace una vez morirá dos veces, en cambio el que nace dos veces morirá tan sólo una vez”. ¿Cuántas veces ha nacido?, ¿una vez? Entonces ud. Está en problemas, porque para Dios ud. No existe, sus días son irrelevantes y no son contados. En cambio si ha nacido dos veces ¡¡aleluya!! Ud. Vive para Dios. Sin embargo, no es porque seamos mejores que otros. No es porque hayamos cumplido una lista de méritos. Es porque la gracia soberana, incondicional e irresistible de Dios nos ha alcanzado, nos ha vencido. Es porque un día nosotros estábamos muertos, es porque un día nosotros estábamos en delitos y pecados, y el Dios de los cielos se nos manifestó, se nos reveló en la persona de Jesucristo. Oh, no es de los sabios, no es de los poderosos, no es de los ricos. “Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece” (Ro. 9: 15-18)

¿Existe UD. Para Dios?, ojo, note que no le estoy preguntando si UD. Cree que Dios existe , sino que le estoy preguntando si cree Ud. Que existe para Dios, ¿tiene UD. Una historia delante de Dios?, ¿Contará Dios sus días?, ¿a que descendencia pertenece?, ¿a la de Set?, ¿o esta engrosando la descendencia de Caín, éstos cuya historia no cuenta, éstos cuyos años están ignorados para Dios, estos cuyas acciones por muy grandes que sean no les servirán de nada a la hora de ver los registros en los cielos o de dar cuenta a Dios?

“Son muchos tus pecados. La arena del mar es poca en comparación. Pero cada uno de ellos ha de ser borrado, o perecerás eternamente. Un pecado no perdonado no puede entrar en el Reino de los cielos. ¿Qué harás entonces? Una cosa es clara: No puedes hacer nada. No puede; deshacer el pasado. Pero he aquí "el sacrificio más excelente". Limpia de todo pecado. Por él, toda clase de pecados son perdonados a los hijos de los hombres. Torna lo escarlata tan blanco como la nieve, y lo carmesí como la blanca lana. Cambia lo más vil en perfecta pureza. Sus méritos pueden hacerte a ti sin mácula. ¿Querrás ser tú como Caín y rechazar "el más excelente sacrificio"?

Tú necesitas paz. Satanás aturde. La ley te condena. La conciencia te acusa. Tus heridas son profundas. Tus cargas pesadas. Tu memoria trae ante ti horribles espectros. El corazón se derrite. Andas taciturno y pesado. Te miras a ti mismo y te desesperas. Miras el mundo y se burla de tu problema. Buscas una reforma y resulta una cisterna rota. Vuelas hacia los actos externos de la religión y son como cañas, te apoyas en ellas y te hieres las manos. ¡Cuán distinto es el "sacrificio más excelente"! Nos habla de que Dios está satisfecho, el pecado remitido, y todos los acusadores enmudecidos. Trae paz, perfecta paz, que sobrepasa todo entendimiento. ¿Serás como Caín y rechazarás el "más excelente sacrificio"? (Henry Law, el evangelio en Génesis)



¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,
Y el hijo del hombre, para que lo visites?
(Sal. 8:4)


SOLI DEO GLORIA




Walter Vega.
Ministro Iglesia Reformada Maipú
Presbyterian Church in America

¿Porqué Un Cristiano Debería Conocer La Doctrina De La Providencia? Parte II



Continuación...


En el estudio anterior dijimos que la Providencia era la puesta en marcha de los decretos divinos. En la Providencia Dios ejecuta su voluntad. Su voluntad incluye todo lo que pasa, por lo tanto, todo lo que ocurre es providencial y no accidental.
Los pájaros no caen a tierra por casualidad, ¿y Ud?, ¿Ha caído alguna vez?, ¿ha fracasado en algún proyecto?, ¿le han despedido de su trabajo?, ¿lo han avergonzado en publico?, ¿ha perdido algún ser querido?, ¿lo han rechazado, defraudado, estafado, traicionado, abusado, robado, violentado? Quiero que sepa que así como los pajarillos caen por la voluntad del Padre, de la misma manera Dios permite, por sabias y poderosas razones, que a veces nosotros también caigamos. Esto es lo que nuestros teólogos puritanos reformados han llamado “las providencias oscuras”.
¿Qué es una providencia oscura? Para partir, déjeme decirle que el término “oscuro” no tiene nada que ver con necromancia, ocultismo, brujería o astrología, sino sencillamente se refiere a aquello que no podemos ver o no podemos entender completamente. En otras palabras, una providencia oscura tiene que ver con aquellos actos soberanos, omnipotentes e inescrutables de Dios en relación a un trato especial con nosotros, pero que no los logramos comprender en su real dimensión hasta pasado mucho tiempo después, como bien decía el rey David cuando no comprendía totalmente la voluntad de Dios en un determinado momento: “Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti. Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra”. (Sal. 73: 22-25)
Por su parte, la Confesión de Westminster sostiene en su capítulo V lo siguiente: “El todo sabio, justo y benigno Dios, a menudo deja por algún tiempo a sus hijos en las tentaciones multiformes y en la corrupción de sus propios corazones, a fin de disciplinarles por sus pecados anteriores o para descubrirles la fuerza oculta de la corrupción y el doblez de sus corazones, para que sean humildes, para infundir en ellos el sentimiento de una dependencia de apoyo más íntima y constante en El, para hacerles más precavidos contra todas las ocasiones futuras del pecado, y para otros muchos fines santos y justos”.
Entonces, una providencia oscura es la voluntad de Dios siendo aplicada en nuestras vidas, pero que aún no sabemos cual es su propósito final. "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, declara el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos". (Isaías 55:8-9)
Romanos 11:33, indica que los juicios de Dios son "insondables", y sus caminos "inescrutables". Una manera de hablar parecida a ésta, la encontramos en 1 Corintios 2:16, donde dice: "Porque ¿quién ha conocido la mente del Señor, para que le instruya?"
El gran teólogo reformado Arthur Pink dijo: “Hay épocas en la vida de todos los hombres, incluso en la de los cristianos, cuando no es fácil creer que Dios es fiel. Nuestra fe es penosamente probada, nuestros ojos oscurecidos por las lágrimas, y no podemos acertar a ver la obra de su amor. Los ruidos del mundo aturden nuestros oídos perturbados por los susurros ateos de Satanás, que nos impiden oír los acentos dulces de su tierna y queda voz”.
“Los planes que acariciábamos han sido desbaratados, algunos amigos en los cuales confiábamos nos han abandonado, alguien que profesaba ser nuestro hermano en Cristo nos ha traicionado. Nos tambaleamos. Intentamos ser fieles a Dios, pero una oscura nube le esconde de nosotros. Encontramos que, para el entendimiento carnal, es difícil, mejor dicho, imposible armonizar los reveses de la providencia con sus gratas promesas”.
“¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios” (Isa. 50:10). Cuando seamos tentados a dudar de la fidelidad de Dios gritemos: ¡Vete, Satanás!”
“Aunque no podamos armonizar el proceder misterioso de Dios con las declaraciones de su amor, espera en él, y pídele más luz. El te lo mostrará a su debido tiempo. “Lo que yo hago, tú no entiendes ahora; mas lo entenderás después” (Juan. 13:79)”
El mismo sol que derrite el hielo, también endurece la masa". Andrew Fuller dijo: “Las aflicciones sirven para refinar a algunos y para consumir a otros”. (J. J. Murray)
John Newton fue uno de los que hizo este doloroso descubrimiento:

Pedí al Señor para poder crecer en la fe y en toda gracia...
Y El me ha contestado; pero en una forma que casi me condujo a la desesperación.
Yo esperaba que me contestaría y en su amor y poder, sujetaría mis pecados y me daría descanso.
Pero en lugar de esto me hizo sentir los pecados ocultos de mi corazón y permitió que los malvados poderes del infierno asaltaran mi alma por todas partes.

Robert Murray Mc’Cheyne confesó que la semilla de todo pecado podía ser encontrada en su corazón. ¡Cuán profunda es la corrupción latente en nuestro interior! Somos como un depósito de combustible, solamente se necesita una pequeña chispa para que se incendie. Piense en la irrupción del pecado en al vida de tantos santos de las Escrituras: Los engaños de Abrahán, las palabras no avisadas de Job, el enojo excesivo de Moisés y las murmuraciones de Asa; el orgullo de Pablo, etc.. Por fin Job tuvo que decir, “...me aborrezco, y me arrepiento En el polvo y en la ceniza” (Job 42:6, RV). Y Asa también confesó: “Pues yo era ignorante y no entendía; yo era como un animal delante de ti (Salmos 73:22, RVA).
Tales descubrimientos nos obligan a disminuir la opinión que tenemos de nosotros mismos y por lo tanto, nos conducen a elevar nuestra estimación del Señor Jesucristo. Esto trae un arrepentimiento más profundo y una recuperación del verdadero significado de nuestra pecaminosidad. (J.J. Murray) Por esta razón el sabio Lutero dijo: “En verdad (ante Dios) somos unos mendigos”
Dios nos prepara como si no existiera ninguna otra persona para alistar. Cuando le preguntaron a un escultor que trabajaba una pieza de mármol ¿Qué estas haciendo? El contestó, estoy quitando todo aquello que no tenga la apariencia de un caballo. (Nota del traductor: Esto quiere decir que Dios está quitando de nuestro carácter, todo aquello que no se parezca al carácter de Cristo). (J.J. Murray)
Martín Lutero dio un testimonio parecido: “La aflicción es el teólogo para el cristiano”; “Nunca entendí el significado de la palabra de Dios hasta que vino la aflicción”. “Mis tentaciones han sido mi maestría en divinidad”. “Sin las pruebas y las tentaciones, ningún hombre puede alcanzar un entendimiento verdadero de las Escrituras”.
Yo anduve una milla con el placer; me hablaba en todo el camino, pero después de todo lo que me dijo, no me hizo más sabio. Yo anduve una milla con la tristeza y no me dijo ni siquiera una palabra, pero aprendí muchas cosas, cuando la tristeza anduvo conmigo. (J.J. Murray)
Phillips Brooks dijo: “Dondequiera que las almas estén siendo probadas y maduradas en cualquier forma, (ya sea por pruebas comunes y corrientes o por pruebas espectaculares) allí está Dios tallando las columnas de su templo (Apo.3:12). Thomas Boston nos recuerda que: “Nunca suceda un acto de resignación a la voluntad de Dios bajo la cruz, ni tampoco un acto de confianza en El y dependencia de su ayuda, que no hayan sido registrados en el libro celestial como buenas obras”.
Frecuentemente vemos que las tristezas conducen a una mayor utilidad en las vidas de los siervos de Dios. Spurgeon dijo: “Dios obtiene a sus mejores soldados de los altos de la aflicción”. El fue un extraordinario ejemplo de esto mismo. El testificó: “Yo no se si mi experiencia sea igual a la de todo el pueblo de Dios; pero me temo que toda la gracia que he recibido de mis tiempos más confortables y de mis horas felices, no valen más que un centavo. Pero el bien que he recibido de todas mis tristezas, dolores y aflicciones es totalmente incalculable”. Thomas Boston (quien experimentó una abundancia de tristezas) dijo: “Ha sido usual en mi experiencia de la providencia, que las bendiciones me han llegado a través de varias puertas de hierro”. J.C. Ryle escribió algo parecido: “Las herramientas que el gran arquitecto pretende usar mucho, son mantenidas mucho tiempo en el fuego para que sean templadas y aptas para la obra”.
Comenzamos nuestro servicio pensando que Dios nos necesita pero muy pronto descubrimos que nosotros le necesitamos a El. Thomas Watson dijo: “Cuando Dios pone a los hombres en el lecho de la enfermedad, entonces ellos miran hacia arriba”. Frecuentemente clamamos a Dios por bendiciones, pero no le queremos realmente a El, sino sus bendiciones. Entonces, El tiene que enseñarnos que El mismo es la más grande bendición de todas.
Este fue el descubrimiento hecho por John Newton en su viejo himno, “la oración contestada a través de las aflicciones”, el cual dice:

Clamé temblando, Señor ¿Qué es esto?
¿Te propones perseguir este gusano hasta la muerte?
Esta es forma, replicó el Señor, en que respondo a las peticiones por gracia y fe.
Estas pruebas internas son las que voy a usar para librarte del yo y del orgullo; y para quebrantar sus esquemas de gozo terrenal, para que tú puedas buscar tu todo en mí.

Thomas Watson enfatiza la misma lección: “Los vasos de misericordia son primero sazonados con aflicciones y entonces puede ser llenos con el vino de la gloria”. (J.J. Murray)
Debemos medir el amor de Dios no por su providencia, sino por sus promesas. C.H. Spurgeon dijo que cuando no podemos entender la mano de Dios, podemos confiar en sus motivos. Cuando las providencias son oscuras, es difícil leerlas. Es la Palabra la que nos dice como interpretarlas. “No juzgues al Señor en base a tu débil sentido, sino confía en El por su gracia;
Detrás de una providencia oscura, El oculta un rostro sonriente”.
Job sufrió a manos de los caldeos y los sabeanos, sin embargo cuando habló de su pérdida, el fue capaz de decir: “... Jehová dio, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21, RV). José dejó su causa en las manos de Dios y por fin fue vindicado. Job hizo lo mismo. Samuel Rutherford dijo: “Es imposible ser sumisos y pacientes, si permitimos que nuestros pensamientos se fijen en el embrollo de las causas secundarias, como por ejemplo; el lugar, las circunstancias, el tiempo o si hubiéramos hecho esto o aquello esto no hubiera pasado. (J.J. Murray)

Cuando Dios guarda silencio

El Dr. Ronald Dunn tiene estas palabras muy sabias respecto al problema del silencio de Dios en nuestro sufrimiento:
“Yo creo que esta es la parte más difícil de todas. Usted puede aceptar casi cualquier cosa a condición de que sepa el porque. En todas las reuniones y en todas partes a donde voy, me preguntan, ¿Porqué?... Le voy a decir algo importante: Casi nunca Dios contestará su pregunta acerca del porqué. No es que no existan respuestas, sino mas bien, el hecho de que probablemente nosotros no entenderíamos la respuesta si El nos la diera. Y aún más, tenemos que aprender a confiar en El sin saber el porque. Cuando le preguntamos el porqué, frecuentemente lo que estamos realmente haciendo es, exigir que El se justifique a sí mismo, es decir, le estamos pidiendo cuentas”. (J.J. Murray)
“Una de las razones por las cuales Dios no respondió a los clamores de Job por justicia, fue debido a que El quería continuar su relación con Job en base a la gracia. Dios no quería que Job tuviera una “fe comercial” basada en un contrato celestial. El quería que Job tuviera una fe basada en las riquezas del carácter divino; su amor, su misericordia, su gracia, su bondad, su ternura, etc.. Solamente así nada podría interferir con su relación. La cuestión esencial no es ¿Porqué sufren los justos?, Sino más bien, ¿adoramos a un Dios quien es digno de nuestros sufrimientos?”
Mucho de nuestros pensamientos están centrados en nosotros mismos. El Dr. Dunn señala que el tema principal del libro de Job no es ¿Porqué sufren los creyentes? Sino más bien, ¿Porqué los hombres sirven a Dios? Si Dios nos fuera a quitar todas nuestras bendiciones, ¿Todavía le amaríamos y le adoraríamos? Si podemos hacerlo así, como Job lo hizo, entonces estaríamos refutando la mentira del diablo y glorificando a Dios.
Mucho más importante que cualquier explicación del porqué de nuestros sufrimientos, es el acercarnos a Dios en nuestra experiencia. Una persona que entendió esto dijo: “Yo tenía un millón de preguntas para hacerle a Dios, pero cuando le conocí todas se desvanecieron de mi mente y dejaron de tener importancia”. Esta es la única manera para contemplar las cosas desde una perspectiva correcta. Esto es lo que le sucedió a Asaf. Mientras que veía que los impíos prosperaban y él experimentaba la disciplina del Señor, todo el asunto resultaba doloroso para él, hasta que entró en el santuario de Dios. Entonces vino ante la presencia de Dios y escuchó la palabra de Dios. Entonces el dijo, “entendí la postrimería de ellos” (Sal.73:17). El no simplemente se sintió bien, sino que recibió un entendimiento.
La mayoría de la gente es más preocupada por deshacerse del problema, que por buscar el propósito de Dios en el. Matthew Henry dijo que las aflicciones continúan solamente hasta que hayan cumplido su propósito. Entonces, es nuestra responsabilidad orar para que nuestras aflicciones cumplan su propósito y nos santifiquen.

William Cowper dice algo parecido en sus palabras tan conocidas:

Ustedes santos temerosos, cobren nuevo ánimo;
las nubes que tanto temen,
están cargadas con misericordia,
y derramarán misericordia sobre sus cabezas.
Sus propósitos pronto madurarán,
desplegándose a cada hora.
El botón puede tener un sabor amargo,
pero la flor será dulce.

Ahora medite en José y en las terribles noches de sufrimientos. ¡Qué contraste entre la prisión y el palacio! “Afligieron sus pies con grillos; En cárcel fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su palabra, El dicho de Jehová le probó. Envió el rey, y le soltó; El señor de los pueblos, y le dejó ir libre. Lo puso por señor de su casa, Y por gobernador de todas sus posesiones, Para que reprimiera a sus grandes como él quisiese, Y a sus ancianos enseñara sabiduría.” (Salmos 105:18-22). Fueron unos veintidós años después de haber sido echado en el pozo, que José descubrió el porque de sus aflicciones, “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo” (Gén. 50: 20)
Es el tiempo de la providencia lo que es frecuentemente tan maravilloso. Es el momento oportuno de la misericordia lo que le da tanto valor. La maquina de la providencia divina puede traer una larga cadena de consecuencias felices. Nosotros no somos capaces de entender nuestra condición presente o nuestros sufrimientos, debido a que la providencia divina obra en una escala muy grande. Job no tenía idea alguna de que él era el foco de una batalla entre Satanás y Dios. Dios estaba exhibiendo un trofeo de su gracia, empero Job pensaba que su vida era inútil. En el mismo momento cuando él pensaba que todo se había perdido, él estaba haciendo la cosa más importante de todas, estaba glorificando a Dios y refutando la mentira del diablo.
Nuestras vidas son parecidas a la tela de un tapiz. El revés parece ser una masa de hilos enredados sin ningún propósito; mientras que el frente es un bonito cuadro que se está formando.

Hasta que el telar guarde silencio
y la lanzadera se detenga;
Dios no desenrollará la tela,
ni explicará la razón del porque.
Los hilos oscuros son tan necesarios
en las manos del tejedor,
como lo son los hilos de oro y plata
en el patrón que El ha diseñado.

Conclusión

Dios ha establecido un vínculo inseparable entre el sufrimiento y la gloria. Ese fue el camino que Cristo tomó. El fue hecho completo como nuestro salvador “a través de los sufrimientos”. El soportó y fue sin pecado.
¡Cuánto más es necesario que los pecadores pasen por ese mismo camino de los sufrimientos, que conduce a la perfección y la gloria! Entonces, ¡Cuántos motivos tenemos para ser reconciliados y resignados con nuestros sufrimientos! Robert Murray Mc’Cheyne escribió: Yo siempre siento mucho la necesidad de que la mano de Dios me aflija”. S. Rutherford dijo: “Alabad a Dios por el martillo, la lima y el horno”. Y en forma parecida C.H. Spurgeon escribió: “Este es el lugar par el horno, la forja y el martillo”.
No debemos ser engañados por la postura moderna que nos invita a deshacernos lo más pronto posible, de nuestras aflicciones y enfermedades, para luego regocijarnos. El Nuevo Testamento nos llama a regocijarnos “en medio” de los sufrimientos. De hecho, deberíamos estar alarmados si no hemos experimentado el sufrimiento, porque sufrimos con él, para que seamos con él también glorificados (vea Rom.8:17). Sin sufrimiento no hay gloria.
Sinclair Ferguson en su libro “Añadid a vuestra fe”, se acuerda de haber visto un letrero en el tablero de una iglesia, el cual decía:

TALLER - PLANTA BAJA (La tierra)
SALA DE EXHIBICION – ARRIBA (El Cielo)

Nuestras vidas en la tierra son parecidas al taller. Estamos en el lugar de la preparación. Nuestras vidas tienen las evidencias del cincel de Dios sobre nosotros. Nuestra palabra en español “carácter” viene de una palabra griega, la cual significa una herramienta de grabado, o un molde para forjar una imagen. Las pruebas de esta vida pudieran ser la herramienta divina para grabar la imagen de su Hijo en nuestro carácter. Estas experiencias pudieran no ser agradables, pero son provechosas. Arriba en la gloria, Dios exhibirá los artículos terminados. Ellos serán como su Hijo.
El bautista calvinista John Piper, nos cuenta en su fabuloso libro los deleites de Dios, “Peter Cameron Scott nació en Glasgow, Escocia, en el año 1867 y fue el que fundó la Misión al interior de África. Sus esfuerzos por llevar el evangelio a África fueron interceptados por la tragedia y el desaliento. Su hermano John se había unido a la misión, pero a los pocos meses sucumbió, víctima de la fiebre. Solo en la jungla, Scott lo enterró y en la tumba renovó su voto de predicar el evangelio. Sin embargo, para agravar su tristeza, su salud se quebrantó y, completamente desanimado, tuvo que regresar a Inglaterra.
Algo maravilloso sucedió en Londres. Scott necesitaba una fuente fresca de inspiración y la encontró en una tumba de la Abadía de Westminster, donde yacen los restos de un hombre que inspiró a muchos otros en su servicio misionero en África. El espíritu de David Livingstone fue el que impulsó a Scott, mientras se arrodillaba y leía la inscripción:

TENGO OTRAS OVEJAS QUE NO SON DE ESTE REDIL;
TAMBIÉN DEBO TRAERLAS

Regresaría a África y, si era necesario, entregaría su vida por la causa por la que este gran hombre había vivido y había muerto."
Otra vez Piper nos cuenta, “George Mueller, el gran hombre de oración, que construyó orfanatos e inspiró a la fe de miles de personas, nos muestra la manera en que debemos aferrarnos a la verdad de que Dios no dejará de hacernos bien…. El 6 de febrero de 1870, Mary, la esposa de George Mueller murió a causa de la fiebre reumática. Habían estado casados por treinta y nueve años y cuatro meses. George tenía 64 años. Al poco tiempo del funeral, estuvo lo suficientemente fuerte como para predicar un «sermón de funeral», como él lo llamó. ¿Qué texto habrá escogido para este momento en el que Dios se había llevado a su amada esposa? Eligió el Salmo 119.68: «Tú eres bueno, y haces el bien». Desarrolló estos tres puntos:

1. El Señor fue bueno e hizo bien en dármela.
2. El Señor fue bueno e hizo bien en permitirme estar con ella tanto tiempo.
3. El Señor fue bueno e hizo bien en quitármela.

Bajo ese tercer punto relató la manera en que él había orado mientras ella estuvo enferma:

Sí, mi Padre, los tiempos de mi querida esposa están en tus manos. Harás aquello que sea mejor para ella y para mí, ya sea que esto signifique la vida o la muerte. Si es posible, levanta a mi preciosa esposa. Tú puedes hacerlo a pesar de su enfermedad, pero sea como fuere que trates conmigo, sólo ayúdame a estar completamente satisfecho con tu santa voluntad.

Al mirar hacia atrás y ver la manera en que Dios había respondido a su oración, expresó:

Cada día me doy cuenta con mayor claridad de lo mucho que significa para los orfanatos su pérdida. Sin embargo, con frecuencia y sin esfuerzos, lo más recóndito de mi alma se alegra en el gozo de mi amada difunta. Su felicidad me alegra. Si fuera posible traerla de regreso, mi querida hija y yo no lo haríamos. Es Dios mismo quien hizo esto. Estamos satisfechos en él.

La Palabra de Dios declara que en cualquier condición en que te encuentres, Él nunca te desamparará. (Hebreos 13:5) El salmo 91 dice que estará contigo aún en la angustia. (Salmo 91:15) Sé honesto, y pregúntate: ¿Dios me ha abandonado en la tribulación?; Puede ser que te hayas sentido desazonado como el rey David cuando expresó: “Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl” (1 Samuel 27:1) Pero igual que David, tú has sido librado del día malo, y las promesas de Dios han sido fieles y ninguna de ellas ha caído a tierra. El sabio puritano Claude Duval Cole expresó en cierta oportunidad:

“¿Hay algún problema en su vida para solucionar,
algún pasaje parece estar lleno de misterio?
Dios lo sabe, El es quien trae las cosas ocultas a la luz.
El es quien guarda la llave.

“¿Hay alguna puerta cerrada por la mano del Padre,
la cual tu has tenido esperanza de ver abierta de par en par?
Confía en Dios y espera; porque cuando El cierra la puerta,
El es quien guarda la llave.

“¿Hay alguna oración importante que está aún sin respuesta,
o respondida no como tú habías esperado que ocurriera?
Dios aclarará Su propósito poco a poco.
El es quien guarda la llave”.



Sí, Padre, porque así te agradó…
Rev. Walter Vega. Ministro Iglesia Reformada