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Editorial


¿Porqué Un Cristiano Debería Conocer
La Doctrina De La Providencia?


¿Qué es la providencia?, ¿Es algo meramente teórico o es totalmente práctica?, ¿Porqué fue tan valiosa para los reformadores protestantes?, ¿porqué nadie la enseña hoy en día?
Antes, no sabía nada acerca de esta preciosa doctrina, sin embargo, desde que la descubrí no hay momento en que no dejo de reconocerla y deleitarme cada día en ella.

Introducción.

Generalmente oímos a los religiosos decir: “si Dios quiere y la divina providencia”, antes preguntaba quién era esa “señora”, tal vez, decía dentro mío, sea la “esposa” de Dios.
Después fui comprendiendo que era un “refrán”, un tanto vacío y ambiguo, aunque refrán al fin. Pero el problema con los refranes es que muchas veces pasan a ser frases cliché que sirven para salir del paso de una conversación poco industriosa. Otro de los problemas con los refranes, es que algunos le dan un sentido “supersticioso”, ya que se dicen cuando ya nadie puede hacer nada.
Sin embargo la providencia de Dios es algo profundo y misterioso, pero a la vez es una doctrina que conmueve el alma del creyente y le otorga un consuelo incomparable. Como diría el puritano Juan Clavel:
“Hay goces en la vida cristiana que son demasiado grandes para ser descritos. Entre éstos se encuentra el deleite de estudiar la providencia divina en nuestra propia experiencia personal. Pruébalo por ti mismo, gústalo y verás. No se necesitará más persuasión. “Clamaré al Dios altísimo, al Dios que obra todas las cosas para mí.” (Sal.57:2)

1.- ¿Qué Es La Providencia?

La providencia es una palabra que está compuesta por dos términos de raíz latina, estos son, “video” que significa ver, y “pro” que significa con anticipación. Entonces la palabra providencia significa “Ver con anticipación”.
Muchas veces nosotros planificamos nuestro futuro, y tratamos de adelantarnos a ese futuro, es decir, procuramos ver anticipadamente los obstáculos o posibilidades que surgirán en el mañana. Tratamos de establecer algún tipo de “providencia humana”, pero no siempre nuestras planificaciones o “providencias” tienen éxito, sino que muchas veces fracasamos en los objetivos que nos trazamos. ¿Será así con Dios?, ¿Fracasará Dios en lo que él ha planeado?, ¿Fallarán sus providencias?, ¿existirá algo que interrumpa su plan?, ¿surgirá algún imprevisto que él desconocía? Por supuesto que no.
“Dios ha planeado todas las cosas en su creación, y puesto que El es el Dios soberano, todo ocurrirá de acuerdo a lo que El ha determinado. La providencia es aquella obra maravillosa de Dios por la cual todos los eventos y sucesos en su universo, cumplen el propósito que El les ha destinado” (John J. Murray)
Nuestras confesiones reformadas y nuestros teólogos puritanos enseñaron cabalmente esta doctrina y la mencionan en la Confesión de Westminster, el catecismo mayor y el catecismo menor. La Confesión de Westminster en su capítulo tres dice: “Dios desde la eternidad, por el sabio y santo consejo de su voluntad, ordenó libre e inalterablemente todo lo que sucede”.
Claude Duval Cole dijo: “Hay un ciclo de estaciones: Tiempo para sembrar y tiempo para cosechar, tiempo de frío y tiempo de calor, primavera e invierno, noche y día; todo ello evidencia de una sabiduría sobrenatural. Este mundo no marcha dirigido por un destino caprichoso, ni por la fría suerte; sino de acuerdo al propósito de su Hacedor, su Diseñador. El se sienta sobre el círculo de la tierra y sabiamente ordena todas las cosas para su propia gloria “Porque de él, y por él, y en él, son todas las cosas. A él sea gloria por siglos. Amén” (Romanos 11:36). La providencia de Dios puede ser definida como el gobierno o la superintendencia de Dios en su creación. Es un Dios que está dirigiendo las cosas para que éstas sucedan de acuerdo a como El eternamente se propuso que deberían suceder. Entonces, Su propósito es la determinación de Su voluntad; la profecía es la declaración de Su voluntad; y la providencia es la ejecución de Su voluntad.
La providencia es misteriosa debido a que es la expresión de una sabiduría infinita. Un ser finito no puede comprender los caminos de un Dios infinito, por lo tanto, Sus juicios son incomprensibles y Sus caminos son inescrutables (vea Rom. 11:33)”.

2.- Los Decretos Divinos, La Base De La Providencia

La providencia de Dios es firme y segura porque descansa en el decreto eterno de Dios. El decreto de Dios no es más que su voluntad inmutable e inconmovible por la cual todas las cosas suceden. En otras palabras es el propósito de Dios en relación con los eventos futuros.
“Esto significa que las cosas llegan a ocurrir de acuerdo a un propósito divino, más que por una mezcla de leyes naturales, el destino ciego, la suerte o circunstancias caprichosas.
Rechazar los decretos o la preordenación de Dios significa prácticamente quitarlo o destituirlo de su trono. Significa ponerlo en un lugar secundario, como una persona interesada, pero un espectador incapaz de hacer algo respecto a lo que está ocurriendo.
“Un universo sin decretos sería tan irracional y espantoso como lo sería un tren rápido viajando por la oscuridad, sin luces, sin conductor, y con ninguna certeza de que en el siguiente momento no pudiera caer en el abismo” (A. J. Gordon).
No importa cuántos planes y propósitos pudiéramos hacer, a fin de cuentas, todo tomará el rumbo hacia la meta final que Dios ha predeterminado” (Henry).
Agradecemos a Dios por cada una de las bendiciones que vienen a nosotros a través de las acciones libres de otros; pero si Dios no se ha propuesto estas bendiciones, entonces deberíamos agradecer a otros y no a Dios” (A. H. Strong).
Las Escrituras mencionan los decretos de Dios en muchos pasajes, y usando varios términos. La palabra “decreto” se encuentra en el Salmo 2:7. En Efesios 3:11 leemos acerca de su “determinación eterna”; en Hechos 2:23 de su “determinado consejo y providencia”; en Efesios 1:9 de su “beneplácito”. Los decretos de Dios son llamados “sus consejos” para significar que son consumadamente sabios. Son llamados “su voluntad” para mostrar que Dios no está bajo ninguna sujeción, sino que actúa según su propio deseo. Cuando la regla de conducta de una persona es su propia voluntad, esta voluntad es generalmente caprichosa e irrazonable; pero en el proceder divino la sabiduría siempre está asociada con la voluntad, y por lo tanto, se dice que los decretos de Dios son “el consejo de su voluntad” (A. W. Pink).
“Victor Hugo, reconociendo el alcance determinante de la mano divina dijo: ‘Waterloo fue por Dios’.
Dios en el ejercicio de su infinita sabiduría y poder, así personalmente dirigió y controló las acciones libres de los hombres, a fin de que todas las cosas ocurrieran de acuerdo con Su propósito eterno” (E. H. Bancroft).” (Claude Duval Cole)
Por esto el puritano Thomas Boston dijo: Dios tiene un propósito que está basado en su decreto eterno y que es tan firme como “Aquellos montes que eran de bronce” (Zacarías 6:1, RVA). Ese decreto incluye la totalidad de la “suerte” o “fortuna” de cada persona, incluyendo las partes derechas y torcidas. Así Job dijo en medio de sus sufrimientos “Ciertamente él completará (llevará a cabo) lo que (El) ha determinado acerca de mí...” (Job 23:14, RVA).
El plan de Dios abarca aún los detalles más pequeños de nuestras vidas. (John J. Murray)
Entendamos esto, La Providencia De Dios es firme y segura porque tiene su asiento en los Decretos Eternos De Dios, decretos que jamás cambiarán.

3.- La Voluntad Secreta De Dios Se Revela En Su Providencia.

Hay ocasiones en que podemos conocer la voluntad de Dios. Esto es porque está escrita en su Palabra infalible. Así podemos saber cosas que tienen que ver con el futro, por ejemplo podemos estar seguros de nuestra salvación, podemos estar seguros de la segunda venida, podemos estar seguros que habrá un lago de fuego donde Satanás será echado y también podemos estar seguros que existirá una gran ciudad celestial donde viviremos eternamente con Dios.
Sin embargo, hay ocasiones en que no podemos conocer la voluntad de Dios para con nuestras vidas, por ejemplo cuando moriremos, donde estaremos viviendo en diez años más, o dependiendo el caso, con quien nos casaremos, cuantos hijos tendremos etc.
A esto último se le llama la voluntad secreta de Dios. Solamente Dios conoce de antemano lo que va a pasar con nuestras vidas porque El lo ha determinado todo. Cada detalle fue determinado antes de que naciéramos. Dios nos oculta los detalles hasta que las cosas ocurren. Descubrimos el plan en la medida en que este va desarrollándose en nuestras vidas. Esta es la revelación de su voluntad secreta para nuestras vidas. (John J. Murray)
La distinción entre su voluntad secreta y su voluntad revelada radica en que esta última nos es revelada en las Escrituras y es la regla que indica nuestro deber. En cambio la voluntad secreta es dada a conocer a través de su providencia, y nuestro deber es el observarla y someternos a ella.
Thomas Boston dijo:
“Todos aquellos que quisieran caminar con Dios, deben observar cuidadosamente la palabra de Dios y la providencia de Dios, puesto que es a través de estos dos medios que El se manifiesta a ellos. En la Escritura vemos lo que El dice; en la providencia vemos lo que El hace. Estos son los dos libros que cada estudiante en la escuela de la santidad, debería escudriñar mucho. Ambos libros son escritos por la misma mano, y ambos deben ser leídos cuidadosamente por aquellos que quieran tener, no solamente el nombre de religiosos, sino la verdadera religión. Si quisiéramos beneficiarnos de ambos libros hay que estudiarlos juntos. Es nuestro deber tanto leer la palabra, como observar la obra providencial de Dios; porque la una arroja luz sobre la otra y son complementarias”.
En otras palabras Dios nos habla a través de dos formas, por medio de su Palabra y también por medio de las circunstancias, esto es la providencia.
“Así el creyente aprenderá a contemplar y será capaz de ver la mano y el corazón de Dios en todas sus experiencias. El creyente no hablará como los incircuncisos filisteos cuando dijeron: “Si no, nos convenceremos de que no fue su mano la que nos hirió, sino que nos ha sucedido por casualidad” (1 Samuel 6:9, RVA); sino que hablará como Job, será capaz de decir: “Jehová dio, y Jehová quitó” (Job 1:21). (Claude Duval Cole)

4.- La Providencia De Dios A favor De Su Pueblo.

“Hay muchas personas que se identifican como creyentes, que consideran las cosas que ocurren en sus vidas como si solo fueran eventos naturales. Piensan que los asuntos de este mundo y de los hijos de Dios no son gobernados por la providencia, sino por causas naturales. ¡Esto significa vivir como si Dios no existiera! Los que piensen de esta manera deben considerar la siguiente pregunta:
¿Cómo es entonces que en tantas ocasiones, el pueblo de Dios ha sido rescatado del peligro y del mal, por un poder superior al poder de la naturaleza, y aún frecuentemente en una forma contraria al curso normal de la naturaleza?
El agua inunda y ahoga a todo lo que pueda, pero el mar rojo fue dividido y un muro de agua se formó a cada lado para que el pueblo de Israel pasara sano y salvo por en medio. El fuego quema hasta lo máximo de su poder, pero cuando Nabucodonosor, el Rey de Babilonia, echó a los tres judíos piadosos al horno de fuego, la intensa llama no tuvo poder para dañar ni siquiera un cabello de sus cabezas, pero al mismo tiempo mató a quienes les habían echado al fuego. Es natural que las bestias salvajes y hambrientas maten y coman a los hombres, pero aquellas que se encontraban en el foso donde Daniel fue puesto, pasaron toda la noche sin dañarle. (Juan Flavel)
“En la historia de José hay doce pasos de la providencia a través de los cuales llegó a ser Primer Ministro de Egipto. Si uno solo de ellos hubiera fallado, entonces la historia habría terminado en una forma distinta.
En tiempos de Esther, hubo siete actos de la providencia, los cuales se combinaron para producir la caída de Amán y salvar a los judíos de la destrucción. Dios es capaz de hacer diferentes cosas para cuidar a su pueblo, tal como un trabajador usa toda clase de herramientas en su trabajo. En la misma forma que un artesano toma un trozo de madera rústica y la convierte en una obra de arte, de igual manera las manos más dotadas usan las herramientas en el taller de la providencia.
Tal fue el gran poder y habilidad usados por faraón en su intento para destruir al pueblo de Israel, que parecería a la razón natural que sería imposible escapar. Los emperadores romanos quienes conquistaron el mundo usaron todo su poder contra la pobre e indefensa Iglesia, ¡Pero la Iglesia sobrevivió! Si la mitad de ese poder hubiera sido empleado contra cualquier otro pueblo, ciertamente lo habría destruido por completo. Dios hizo buenas sus promesas: “Destruiré a todas las naciones... pero a ti no te destruiré.” (Jer.30:11) “Ningún arma forjada contra ti prosperará...” (Isa.54:17).
Por otro lado, cuán débiles e inseguros medios fueron escogidos para plantar el cristianismo en el mundo. Cristo no escogió a hombres de autoridad en las cortes de los reyes, sino doce hombres comunes siendo pescadores los principales entre ellos. Estos fueron enviados no juntos, sino unos a un país y algunos a otro; y no obstante en un corto período de tiempo el evangelio se esparció e iglesias fueron plantadas en los diferentes reinos del mundo. Desde aquel entonces hasta el día de hoy, una providencia especial ha guardado a los creyentes en tiempos de peligro y ha prevenido todos los intentos para destruirles.
Pablo iba camino a Damasco para matar a los creyentes cuando de repente fue tumbado por una luz del cielo. Fue convertido de su mal propósito y posteriormente hecho apóstol de Jesucristo (Hech.9:1-18).
Agustín, un líder en el cristianismo de la iglesia primitiva, se dirigía a cierto pueblo para enseñar y un guía le acompañaba para mostrarle el camino. El guía se perdió y sin embargo, llegaron sanos y seguros a su destino por otro camino. Después descubrieron que habían escapado de la muerte a manos de sus enemigos quienes le esperaban en el camino normal. ¿Quién puede dejar de ver el dedo de Dios en estas cosas?
Cuando faraón ordenó matar a todos los niños recién nacidos de Israel, las parteras de ellos rehusaron obedecer su mandato. Por esto, Dios les trató bien a ellas (Ex.1:21). Rahab ocultó a los espías enviados a Jericó, y fue salvada cuando toda la gente de la ciudad fue destruida (Jos.6:25). La mujer sunamita fue bondadosa para con el profeta Eliseo proporcionándole un cuarto para su hospedaje y Dios le bendijo con un hijo. (2 Rey.4:9-17) Publio, el principal de la isla de Melita, dio hospedaje a Pablo después del naufragio y el Señor de inmediato le devolvió el pago sanando a su padre de una enfermedad. (Hech.28:7-8)
En la misma manera, los males hechos contra el pueblo de Dios han sido devueltos a sus enemigos. Como ya hemos visto, fue el propósito de faraón destruir a los hijos inocentes del pueblo de Israel. Dios le pagó su mal, matando a todos los primogénitos de Egipto en una sola noche. (Ex.12:29) Amán hizo una gran horca para colgar a Mardoqueo, pero Dios ordenó que Amán y sus diez hijos fueran colgados en ella. (Est.7:10) Ahitofel hizo un complot contra el rey David y dio su consejo para derrocar a David. Este mismo consejo provocó su propia ruina. (2 Sam.17:23)
Después de que el cruel emperador Maximus ordenó la completa abolición de la religión cristiana, fue echado a la cama por una terrible enfermedad como Herodes en los días de los apóstoles (Hech. 12:23). Algunas veces el pago del mal ha sido muy exacto. Cuando Nabot fue muerto, a Acab le fue dicho: “En el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, la tuya misma.” Y eso fue exactamente lo que pasó. (1 Rey.21:19 y 22:38)
Si todas estas cosas son meros accidentes ¿Cómo es que concuerdan tan exactamente con Las Escrituras en todos los detalles? ¿Suspende Dios milagrosamente el poder de las causas naturales? Esto no es ningún accidente, sino que es conforme a la Palabra: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.” (Isa.43:2) ¿Obran las causas naturales para el beneficio del pueblo de Dios? Esto está de acuerdo con la Escritura: “Todo es vuestro... y vosotros de Cristo.” (1 Cor.3:21-23)
Cuando la providencia guarda a los hombres buenos de caer en el mal, o detiene a los malos de hacer el mal, la verdad y la certeza de las siguientes escrituras quedan verdaderamente manifiestas: “el hombre no es el señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.” (Jer.10:23) “El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos.” (Prov.16:9) Cuando las cosas malas que los hombres han hecho, se vuelven en su contra, entonces se manifiesta la verdad del Salmo 9:16 “En la obra de sus manos fue enlazado el malo.” Ciro, cabeza del imperio Persa, dejó libre al pueblo de Dios porque la Escritura decía que debía hacerlo, aunque fue en contra de sus propios intereses (Isa.45:13). Toda la gente en el mundo siempre cumple los propósitos de Dios, aún cuando no quieran hacerlo.
El antiguo testamento está lleno de ejemplos de tales sucesos. A Agar le fue mostrado el pozo de agua cuando pensaba que su hijo Ismael iba a morir de sed. (Gen.21:16 y 19) El ángel llamó a Abraham y le mostró un carnero para el holocausto justamente cuando estaba a punto de matar a su hijo Isaac. (Gen.22:10-14) Al rey Saúl le fue dicho: “los filisteos han hecho una invasión al país” justamente cuando estaba a punto de prender a David y matarlo. (1 Sam.23:27) Noticias de un ataque de otra dirección provocaron al ejército asirio su retiro de Jerusalén, justamente cuando se aprestaban a avanzar contra la ciudad. (Isa.37:7-8) Cuando el complot de Amán contra los judíos estaba listo para ponerse en acción, “aquella noche se le fue el sueño al Rey.” (Est.6:1)
El siervo de Abraham oró por encontrar una esposa para Isaac. Su oración fue contestada exactamente en conformidad con las palabras que él usó. (Gen.24:14 y 46) Los hijos de Israel clamaron al Señor cuando faraón y los egipcios los perseguían, y el mar Rojo se dividió enfrente de ellos. (Ex. 14:10) El rey Asa se enfrentó con un numeroso ejercito mucho más grande que el suyo y clamó al Señor su Dios. El dijo: “Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas. Ayúdanos, Oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre venimos contra este ejercito.” (2 Cr.14:11) Cuando Pedro fue encarcelado, la Iglesia oró de día y de noche por él. Vea como sus oraciones fueron contestadas en Hechos 12:1-12.
¿Quién puede decir que las providencias de Dios no enseñan que El es un Dios que escucha y contesta las oraciones? “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con El.” (2 Cr.16:9)”. (Juan Flavel)

Continuará…


Walter Vega. Ministro Iglesia Reformada

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